La niña tiene ocho años, su sueño es ser doctora y lo logró, gracias a la ayuda de los directivos del Hospital Militar de Tampico.
Andrea, cuando supo que iba a ser doctora por un día, no durmió en el trayecto de su casa al hospital, como sí lo hace en un día normal de clases.
“Se estaba quedando dormida, pero está muy contenta”, indicó el padre de la menor, Víctor Ramón González Mayorga.

Es una menor que tiene síndrome de Down que recibió a un paciente en la explanada del Hospital, con el respaldo de todo su personal para llevarle a seguir su tratamiento.
Ingresa al hospital y tiene todo el respaldo de los elementos militares, genera el movimiento del personal para lograr la atención del paciente, un bebé que tuvo que atender en el cunero.
“Siempre juega con sus monitas al doctor y venía muy emocionada porque le dijeron que le iban a dar la batita”, indicó el padre de la niña, que está feliz de las actividades.
La menor tiene ocho años y estudia el primer grado de una primaria inclusiva ubicada en Ciudad Madero, la cual Andrea tiene que visitar desde la colonia Laguna de la Puerta.
Antes de todo el recorrido por el hospital, la señora Teresa de Jesús Reséndiz de la Cruz, madre de la niña, la acompaña junto a su hermana Jimena.

Los elementos militares reconocen a Andrea, así que le regalan una muñeca que tiene una bata blanca y todos los aditamentos para convertirse en una doctora.
La sonrisa de la niña le hace cerrar sus ojos casi por completo, como si fueran pequeñas líneas. La familia está feliz de lo que ocurre, mientras que la bata blanca maneja en su pecho el nombre de Andrea, la doctora que atiende a una serie de pacientes que llegan al Hospital Militar, con su estetoscopio en el cuello.
Una joven se lastimó una pierna y la doctora da indicaciones al personal de militar para hacer las acciones correspondientes, por ende se la llevan en una camilla para una posterior revisión.
La familia de Andrea comparten los alimentos con los mandos del Hospital Militar de Tampico, todo se vuelve una experiencia que los papás quisieron hacer realidad, con el respaldo de los elementos de la Sedena.
SJHN