Comportamientos negativos basados en ira, confusión, estrés postraumático, frustración, aburrimiento e incertidumbre económica, son resultado del aislamiento en el que se encuentra parte de la población ante la emergencia sanitaria generada por el coronavirus.
De acuerdo con el análisis “Sin contención los malos hábitos pueden volverse peor”, realizado por Julio Cesar Penagos Corzo, catedrático del Departamento de Psicología de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), los seres humanos tienen una tendencia a superar de forma positiva las situaciones adversas o traumáticas; sin embargo, en algunos momentos, imperan situaciones en donde hay convivencias disfuncionales y nocivas.
Advirtió que el menor contacto social puede resultar cómodo y, en un futuro, con altas probabilidades puede resultar afectada la reserva cognitiva de las personas, es decir, la capacidad para atenuar el deterioro cognitivo natural en la vejez.
“Ante el llamado aislamiento voluntario se puede sufrir de distintos comportamientos negativos, como ira, confusión, estrés postraumático, frustración, aburrimiento e incertidumbre. Todos estos comportamientos pueden ser controlables y aminorar las repercusiones a largo plazo”, explicó.
Pero para el catedrático de la universidad ubicada en San Andrés Cholula, es fundamental que las personas pongan atención para evitar que se repitan comportamientos nocivos o que pueden generar una repercusión en su salud en medio del aislamiento.
“El caso de la violencia machista o parejas con conflictos, en estas circunstancias, las repercusiones pueden ser muy negativas. Las condiciones de aislamiento pudieran conducir a exacerbación de ciertas sintomatologías, debido a los hábitos de las personas con enfermedades o al estrés asociado al aislamiento”, explicó.
Ante las conductas negativas para el ser humano, es fundamental que se mantenga la mente ocupada para evitar que los malos hábitos se conviertan en peores ante la falta de mecanismos personales de contención.
“Es más una cuestión de aprendizaje y hábitos, que si son malos pueden volverse peor si no hay mecanismos de contención. En el caso del uso de redes sociales, que puede o se ha caído en abuso, también el consumo de series puede volverse en problemático, discusiones u otras cuestiones que se pueden ir asentando al paso del tiempo”, resaltó el investigador.
El investigador en Psicología de la Udlap resaltó que los cambios pueden comenzar con pequeños detalles como introducir cierta complejidad en las actividades de ocio o en las tareas que se realizan todos los días.
“Lo que se debe hacer es incorporar algo pequeño, que pueda lograrse y que tenga un disfrute en hacerlo, es decir, introducir algo de complejidad al ocio o tareas cotidianas. Probablemente sea el momento de regresar a acciones que por diferentes prioridades laborales no lo permitían. La gente no se va a volver lectora de un día para otro, ni se volverá apreciadora del arte de forma instantánea. Una forma de empezar es retomar algo que se hacía antes y se dejó de hacer, algo que mantenía positivamente ocupada la mente y por cuestiones del trabajo afuera de casa se dejó de hacer”, explicó.
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