La escultura, que mide más de cuatro metros de altura, representa a Ignacio Zaragoza en posición de mando, con su uniforme de gala y su espada en mano. La estatua es el resultado de más de 12 meses de trabajo intenso del escultor Emeterio Valderrábano, quien se inspiró en la historia y la figura del héroe para crear una obra que refleje su espíritu y legado.
“Estaba la convocatoria para hacer una obra que retratara a Ignacio Zaragoza, y para cualquier mexicano y en especial para un poblano es algo impresionante (…) El personaje tenía que ser más energético, más beligerante, que se viera como en combate”, comparte en entrevista para la Batalla del 5 de Mayo.

Para realizar la pieza, el artista, originario de Xicotepec de Juárez se inspiró en diferentes fuentes históricas, como libros, documentos y pinturas de la época.
Cabe mencionar que Valderrábano ya ha retratado a Ignacio Zaragoza cinco veces, y explica que para esta ocasión primero se ejecutó un boceto, porque el objetivo fue mostrar a Ignacio Zaragoza con carácter y gallardía.

La escultura del general es una obra de arte que no solo rinde homenaje a un héroe de la historia de México, sino que también inspira a las futuras generaciones a seguir sus pasos.

Inicios en la escultura
Valderrábano descubrió su pasión por la escultura en 2011, ya que antes se dedicaba a la música. Sin embargo, opina que esta es una de las disciplinas artísticas menos conocidas por la sociedad. A su vez, destaca que su importancia radica en su capacidad para conectar con la experiencia humana de manera profunda y significativa.

Añade que sus obras se definen de dos maneras: por pedido y libre, según sea el caso. “Cuando hago retrato, las posturas deben tener la proporción ideal, más que el detalle, y como cualquier escultor me gusta que el trabajo no se vea estático, sino que haya movimiento. Por otro lado, la obra de autor no tiene pretensiones, pero hay momentos en que puedes no cumplir con ciertos parámetros. Uno busca solo expresarse”, añade.
Las manos de café
El autor comparte que su obra más importante fue “Bonanza”, ubicada en el parque de Xicotepec y popularmente conocida como Las manos de café.
Explica que dicha escultura honra el trabajo de los agricultores en los campos, pues es una localidad que destaca por su producción de café.

“Bonanza es una pieza que hice para Xicotepec; son dos manos con café. Consideré que es una buena metáfora para representar el trabajo que realizan en la Sierra Norte, porque simboliza todo el proceso del café. Es una pieza que mide cinco metros; la verdad es que sufrí, pero me dejó un aprendizaje”, concluye.
AAC