Cada 7 de junio se conmemora el Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette, fecha que busca sensibilizar a la población sobre este trastorno neurológico caracterizado por tics motores y vocales involuntarios.
Pero más allá de los síntomas visibles, las personas que viven con Tourette enfrentan desafíos psicológicos significativos que impactan su calidad de vida.

En entrevista para la plataforma MILENIO-Multimedios, la psicóloga Ana Guajardo explicó que el síndrome de Tourette no solo implica movimientos o sonidos involuntarios.
“Los pacientes suelen enfrentar rechazo social y estigmatización porque sus tics llaman la atención de manera negativa, esto deriva en aislamiento y sentimientos de ser diferentes o inadecuados”, comentó Guajardo.
“En la infancia, los niños con Tourette frecuentemente padecen acoso escolar, dificultades para concentrarse y problemas para integrarse en actividades grupales. En la adultez persisten los prejuicios que pueden limitar las oportunidades laborales y aumentar el estrés”, advirtió la especialista.
La preocupación constante de las personas por el juicio de los demás eleva los niveles de ansiedad y, en muchos casos, puede derivar en depresión.
“La frustración por no poder controlar los tics y la sobrecarga emocional generan respuestas emocionales desproporcionadas que superan la capacidad de afrontamiento”, señaló.
El Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette busca fomentar la empatía y la comprensión hacia quienes viven con este trastorno.