El cannabis medicinal que se logró no es la panacea y sin duda alguna se quedó corto en muchos frentes. De entrada, al limitar el tipo de productos que podrán utilizarse legalmente, la reforma privó a los pacientes de la posibilidad de elaborar preparaciones como aceites, pomadas y maceraciones de manera individual. Asimismo, les negó la oportunidad de cultivar sus propias plantas y acceder a fuentes de abastecimiento seguras como los dispensarios, una opción que en otras partes del mundo ha probado ser bastante funcional. Finalmente, la reforma perdió la oportunidad de sacar del catálogo de delitos la siembra, el cultivo y la cosecha de cannabis con fines médicos y científicos precisando únicamente el no ejercicio de la acción penal para quien cuente con las autorizaciones necesarias.
JOS