El viernes pasado los cuerpos maniatados por la espalda de 11 jóvenes, tres de ellos mujeres, fueron localizados desnudos y asfixiados en una vivienda de la colonia Pradera de los Oasis en Ciudad Juárez, Chihuahua. Unos estaban en el primer piso, otros en el segundo. Todos fueron torturados.
Mientras la información circulaba, también lo hacían las fotografías del crimen: los homicidas se dieron el tiempo de poner en las redes sociales lo que habían hecho durante la madrugada, sin que los vecinos escucharan un solo grito, sin que tuvieran que hacer un solo hacer disparo.
Conforme las fotografías llegaban a los celulares, la psicosis aumentaba.
“Fue como viajar en el tiempo y estar en 2010”, dice Imelda Marrufo, directora de la Red Mesa de Mujeres, asociación que desde aquel año apoya a víctimas de la violencia, de aquella “guerra contra el narco”.
Lo preocupante, dice Imelda, es que se repite la historia, el horror:
“En los últimos meses hemos tenido cifras similares a las de 2010, días con 15 muertos en promedio por jornada. En mayo, junio y julio hemos tenido de nueva cuenta crímenes masivos muy similares a las de las fechas de ese pasado doloroso. La muerte de los 11 chicos en esa casa no es la primera y preocupa mucho más que sean jóvenes a los que las autoridades suelen criminalizar”.
De enero a julio de 2018, según datos de Recuento MILENIO, se han perpetrado 541 asesinatos violentos, 35.2 por ciento más que los registrados en el semestre previo; 53 por ciento de los asesinatos en el estado en el primero semestre de este año ocurrieron en esta ciudad fronteriza.
A las muertes, se suman las 6 mil desapariciones reportadas por organizaciones sociales desde 1995 y las miles de víctimas de extorsión y secuestro que sobreviven aquí.
“A todo eso se enfrentará Andrés Manuel”, dice Imelda.
El virtual presidente electo inaugura hoy los foros Escucha, una serie de diálogos con la sociedad civil y organizaciones que les representen para hacer diagnósticos relativos a la seguridad. Y encontrar soluciones de paz.
“Nos parece una buena oportunidad para que quienes encabezarán las instituciones que tendremos en enero próximo puedan tener un diagnóstico más claro de las realidades locales”, señala Imelda, quien ha sido reconocida internacionalmente por su labor.
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José Luis Castillo, el padre de Esmeralda, de 14 años, participará en uno de esos foros, aunque de manera paralela, se manifestará en una protesta. Hace 3 mil 450 días que Esmeralda, la hija de José Luis, desapareció y la respuesta que ha obtenido por parte de las autoridades es que su hija se fue con alguien, o que andaba en malos pasos.
El coraje ha provocado que desde entonces el señor Castillo no suelte la fotografía de su hija. Ahora la ha adaptado a una lona con un agujero en el centro para que pueda colgarla desde su cabeza, como si anunciara algún producto, como si fuera una botarga de dolor. La foto de Esmeralda cubre el cuerpo de su padre, mientras éste recorre todos los días las calles de Ciudad Juárez para pedir informes sobre su paradero.
“Basta que vean su foto, en los semáforos, en las tiendas, por donde camine, alguien sabrá algo, no se pudo desaparecer nomás así”, dice.
La última vez que Esmeralda vio a su padre eran las 12 del día del 19 de mayo. Su madre había pasado días trabajando en El Paso y Esmeralda se quedó al cuidado de José Luis, quien había pasado algunos días en cama por gripe.
El señor Castillo, cuenta que Esmeralda no quería dejarlo solo. “Yo le dije que tenía que irse a la escuela, que me sentía mejor. Desde luego me pongo a pensar como todos los padres y si no le hubiese dicho que se fuera… y si se hubiese quedado conmigo”, se agobia.
La batalla que ha emprendido ha sido larga: “Para ellos (las autoridades) es muy fácil criminalizar o decir déjela, ella ha de estar muy seguramente con un muchacho y si no la ha encontrado es porque ella no quiere que la encuentren, o déjela a lo mejor ella anda sacando dinero, el que usted no le puede dar”. Criminalizan a las víctimas.
Según cifras Asamblea Regional Paso del Norte, a la que ahora pertenece la familia Castillo, en lo que va del año 123 jóvenes han desaparecido y 73 más han sido asesinadas.
“Oímos que les dicen otra vez lo mismo, anda con el novio, o anda en drogas, y nuestra respuesta es: si anda con el novio, es obligación del estado encontrarlas; si anda en malos pasos, encuéntrala, y si se merece un castigo, que lo cumpla”.
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El virtual presidente electo también se enfrentará a las manifestaciones del movimiento contra la militarización de Juárez, un frente de ciudadanos que atribuyen el incremento de la violencia, especialmente la de 2010, a la llegada de militares y policías militarizados a la ciudad.
“Vamos a protestar contra la Ley de Seguridad Interior y lo vamos a hacer de manera paralela para poner sobre el tapete de la discusión este tema que nos parece fundamental, y que ha sido ignorado en el discurso del Andrés Manuel antes y después de la campaña, pues no hay una clara definición del gobierno electo respecto a ello”, dice Gero Fong, uno de los integrantes de este movimiento.
Según datos de la fiscalía de Chihuahua, el número de muertos en 2010 superó cualquier récord: más de 3 mil personas fueron asesinadas aquí, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó operativos conjuntos (militares, policías federales y estatales) para combatir el crimen. En 2008 se habían registrado mil 587 homicidios, en 2009 hubo 2 mil 643 y en 2010 se alcanzó ese récord de 3 mil 103 ejecuciones tanto en el municipio de Juárez como en las zonas conurbadas. Sin embargo, en 2011 los asesinatos sí bajaron a 2 mil 86, y en 2012 descendieron a 750 casos.
Gente como Fong y el señor Castillo se manifestarán hoy con un solo objetivo: “Que nos voltee a ver” López Obrador, dice José Luis, “porque somos como zombies, tenemos que ponernos la careta de payaso para reinos porque nuestro corazón está marchito”.
El horror en Juárez, de nuevo. Quizá el año termine con mil ejecuciones, lejos de aquellas 3 mil muertes de 2010, pero han surgido de nuevo las masacres.