José Guadalupe Santos Pelayo, sacerdote de Autlán de Navarro, fue excomulgado y separado de la iglesia luego de haber sido encontrado responsable del delito contra el sexto mandamiento del Decálogo en agravio de un menor de edad.
A través de un comunicado, el Arzobispado de Guadalajara, informó que también resultó culpable del delito de absolución del cómplice en pecado contra el sexto mandamiento del decálogo y del delito de violación directa del sigilo sacramental.
Por tal motivo, “le ha sido impuesta la dimisión del estado clerical, y por los delitos restantes, le ha sido le han sido declaradas las correspondientes excomuniones como consecuencia de la dimisión del Estado clerical”, destaca el comunicado firmado por Francisco Javier Robles Ortega.
El acusado, dice el Arzobispado de Guadalajara, “ha perdido todos los derechos y obligaciones propias de los clérigos, así entre otras cosas, no podrá celebrar, o con celebrar la santa misa, administrar cualquier otro sacramento”.
Sin embargo, Santos Pelayo sí podría administrar el bautismo y de la penitencia, pero únicamente en peligro de muerte, advierte Robles Ortega.
“Tampoco podrá ejercer cualquier otro acto reservado a los sacerdotes, recibir o ejercer oficios eclesiásticos, usar el traje clerical, la dimisión del estado clerical, es perpetuar las excomuniones, le prohíben además ejercer cualquier otro ministerio de cultura civil, los sacramentos fuera del peligro de muerte, estas penas son temporales”, agrega.
El Papa Francisco confirmó la decisión, la cual es definitiva e inapelable y “comporta en este caso la dispensa de la ley del celibato”.
En este caso, la Iglesia Católica, además de manifestar su solidaridad y su cercanía espiritual con las víctimas, hizo un llamado a todos los fieles para trabajar de forma individual y comunitaria para que se respete la dignidad de las personas así como la santidad de los sacramentos.
SRN