Al lado de Retratos de 30 años, de Juan Rodrigo Llaguno, esta, Lu’biaani, Francisco Toledo y la fotografía, es fuera de toda duda la más importante de este año y posiblemente de algunos más, lo que no evita hablar de su complejidad y, en cambio, sí de las muchas dificultades por las que debe haber pasado su curador, Alejandro Castellanos, y el personal del CFMAB (Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo), intentando cuanta combinación idearon, para ofrecer una muestra que fuera significativa del valor y variedad que tiene la colección y que probablemente sea su sello distintivo, lo que la distingue de cualquier otra.
Dada, pues, esta premisa me concentraré en las líneas que siguen a mencionar algunos de los autores nacionales que están presentes en la muestra y que creo vale la pena ver con cuidado. No podría iniciar este recuento sin mencionar en un primerísimo lugar la fotografía que Graciela Iturbide tomó en 1996 de don Manuel y Toledo en un aún vació CFMAB, quizás unos días antes de su inauguración. Difícilmente encontraremos una imagen más hermosa y representativa de ambos personajes y lo que, en última instancia, los unió, la luz.
Cronológicamente, nos podemos encontrar con las fotografías de Guillermo Kahlo, cuatro limpias y exactas portadas de igual número de templos religiosos de Oaxaca, incluido, por supuesto, Santo Domingo de Guzmán y la Catedral. A su lado irían, igualmente, cuatro sorprendentes fotografías, poco conocidas por su temática, del fotógrafo guanajuatense Romualdo García, acompañado del juchiteco Sotero Constantino Jiménez, y del también oaxaqueño Ignacio Zanabria.
Y todos los fotógrafos mexicanos de la segunda mitad de siglo XX, encabezados por Nacho López (fotografías de indígenas) y Juan Rulfo (cada vez me convenzo del gran fotógrafo que fue), por supuesto Graciela Iturbide, pero también Mariana Yampolsky, Lola Álvarez Bravo, las increíblemente bellas imágenes de Flor Garduño y un par de imágenes de Lourdes Grobet que junto a las de Rafael Doniz, sirven para recordarnos los momentos cruciales en que la COCEI lograba hacerse de la alcaldía de Juchitán y que fue parte del impulso del CFMAB.