Ya casi nadie habla de legalizar la mariguana como un paso importante para combatir el crimen organizado. Va quedando claro que el problema no son solo las drogas, sino la impunidad.
El lunes 3 de abril fue asesinado un policía estatal cerca de Zacatlán. Al parecer atendía un llamado por un delito frecuente en la zona: la tala de montes, el corte y robo de árboles maderables.
Quienes lo realizan no son menudistas. Al parecer suelen llegar con tráileres, algunos con aserraderos completos. Van escoltados por personas con armas largas. Ni propietarios ni ejidatarios pueden oponerse a esos robos.
Son capaces, ya lo vimos, de asesinar policías.
En otro ámbito muy distinto nos enteramos de que una tienda de paraguas, que desde hace varias décadas operaba en el centro de la Ciudad de México, anunció que cerraba su local y que desde ahora solo vendería en línea. Los dueños hicieron pública sus razones: no toleran más las extorsiones y el cobro de piso.
La principal responsabilidad del Estado, y de la clase política que lo ocupa, es dar seguridad a los ciudadanos. Hay en esto una falla creciente del Estado mexicano en los últimos lustros.
Bosques y negocios destruidos. Y los casos podrían multiplicarse. No es fácil cuantificar los costos para la ecología, la economía, el bienestar de familias y personas de todos estos crímenes impunes.
No dudo de que hay esfuerzos al respecto. Pero no han dado los frutos que esperaríamos. Algunos de nuestros políticos parecen concentrados en la próxima elección, más que en la atención de estos problemas.
Se concentraron esfuerzos y recursos en una reforma electoral. Como si el futuro del país se jugara en eso. Pero ¿qué problemas electorales hemos enfrentado en los últimos años? La última elección fuertemente cuestionada (no siempre con buenas razones) fue la de 2006. Hace más de 15 años. Después de eso la lista de elecciones sin cuestionamiento es enorme. Se acerca al 100%.
¿Para qué concentrarse en una reforma innecesaria, cuando nuestros bosques y muchos negocios están saqueados por criminales? Cuando policías son asesinados por cumplir con su deber.
No dudo que ciertas prohibiciones, como la de la mariguana, promuevan crímenes. Algo se resolvería si su producción, comercialización y consumo se reglamentara. Pero el problema de fondo está en que ser criminal es buen negocio. Sea talando bosques o extorsionando pequeños negocios.
Víctor Reynoso
