Un territorio en histórica disputa vuelve por enésima vez a ocupar temporalmente la atención del mundo. Otra vez ese tema tan antiguo, lejano y confuso.
Habrá que ponerle atención, y las razones son muchas. Ese lugar que aglutina en tan solo 41 kilómetros casi 2 millones de habitantes debido a su gran crecimiento demográfico, es la Franja de Gaza, donde Hamás atacó el territorio israelí, ocupado desde 1967, y que desde el término de la Primera Guerra Mundial, con la desaparición del imperio otomano, comenzó a convertirse en el reducto del pueblo judío.
Como suele ocurrir, por todos lados se habla del tema, pero también abundan quienes solo lo hacen por “moda”, aunque en el fondo al estar tan lejos el problema les gana la indiferencia. Tuve la oportunidad de conversar con Maruan Soto Antaki, escritor y especialista en este tipo de conflictos.
En su opinión: “Alguien podrá pensar, ¿por qué me tengo que preocupar de lo que en Palestina o Israel, si no tengo a nadie ni tengo relación con ellos?
“Hay un elemento básico de esto, se llama humanidad, y tiene dos acepciones. Humanidad es somos nosotros los muchos, hay mucha humanidad y también es una condición, la condición de la humanidad que nos hace tratar de pensar en el otro” explicó.
“La falta de pensar en el otro es uno de los elementos de la disfuncionalidad; en cada conflicto hay chicos, hay jóvenes, hay menores de edad a los que les estamos forzando a comportarse como si fueran adultos, porque se les están metiendo responsabilidades y se les están metiendo la obligación de sobrevivir. Un joven no tendría que estar pensando en sobrevivir”, concluyó.
Así se libra una guerra que para muchos es asimétrica, desproporcionada en cuanto a la diferencia de fuerzas.
Sobre esto, Maruan replica: “Esa es una lectura imprecisa que ignora la particularidad de este conflicto, porque no estamos hablando de una guerra entre un Estado y otro Estado”.
Se ha querido comparar, por ejemplo, con la guerra de Yom Kippur, pero aquí no es entre Palestina e Israel, aquí es entre Israel y Hamás, aunque estén en territorio palestino.
Eso hace que cuando pensamos en asimetrías hay muchos más elementos que los que se están mencionando bajo esa idea, porque no estamos hablando de un actor estatal contra otro actor estatal, sino solo hay un actor estatal, que es Israel, contra una organización terrorista.
Así que aprender, a pegarse al conflicto y comprenderlo hasta donde nuestros problemas más cercanos nos den un respiro.