Andrés Manuel López Obrador tiene ínfulas de grandeza, sueña con obtener un lugar en la historia como un gran presidente, como Benito Juárez o Lázaro Cárdenas, pero lo más probable es que siga una suerte parecida a Peña Nieto o Felipe Calderón, que al terminar su mandato, aún cuando gane Sheinbaum, va a enfrentar acusaciones de corrupción, de enriquecimiento de sus familiares e incluso de haber dado protección de organizaciones criminales.
No tendrá, lo más probable, un lugar en la historia como buen presidente, sino como uno más que abusó de su posición.
Porque reitero, si gana Claudia, como ya sucedió en el pasado, tendrá que demostrar que ella manda y la mejor forma de marginar a su antecesor será iniciando procesos en contra de su familia, como alguna vez hizo Zedillo con Carlos Salinas, porque elementos contra los hijos de Andrés Manuel y sus hermanos, hay de sobra. Obviamente si gana Xóchitl Gálvez, el escenario será peor.
Sin duda Andrés Manuel gracias a los programas sociales se ha ganado muchos seguidores, pero puede perder a la mayoría de ellos si comienzan a develarse los actos de corrupción y pruebas de su complicidad en los mismos.
Además, se debe considerar que al terminar su gestión será un ex mandatario de mucha edad, con pocas energías para dar una batalla abierta en favor de su buena imagen, y si las acusaciones vienen por igual del gobierno y la oposición, tendrá a la mayor parte del país en su contra, con muy pocos intereses dispuestos a defenderlo.
Tampoco se podrá decir que López Obrador pueda ser recordado por sus grandes resultados, porque de hecho hay muy poco que presumir, no se redujo la pobreza, ni la inseguridad, ni se aumentaron significativamente los empleos, si acaso la economía estuvo estable los dos últimos años, pero no hubo crecimiento económico al grado prometido y sus grandes obras como el Tren Maya, Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles, son elefantes blancos.
@victorsanval
