La consecución de la alianza PAN-PRI-PRD y contar con César Verástegui Ostos como su precandidato a la gubernatura en Tamaulipas no fue el único hecho de nuevas tendencias en el plano político estatal durante el fin de semana, donde surgieron salidas, renuncias y adhesiones en diversas regiones del estado y cuando apenas estamos en la fase interna de los contendientes.
El sábado, mientras por primera vez se encontraban tres adversarios tradicionales bajo la misma causa, quienes no hace más de seis años se señalaban de “rateros” y “corruptos”, ahora unidos en una misma bandera, surgieron por la mañana dos anuncios en las redes sociales.
Primero: Óscar Luebbert Gutiérrez, uno de los contados personajes fuertes dentro del priismo y un “rival tradicional” del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, se fue del tricolor. Otro caso sucedió con Daniel Santos Flores. En tanto, en la zona sur llegaron representantes de Sergio Salazar, con vestimenta azul, a un acto de Morena para añadirse.
Aunque Santos Flores no dijo para qué lado se inclinaría, el reynosense ya está junto a Américo Villarreal Anaya, pero el escándalo se armó con el químico. Muchos de sus defensores en Acción Nacional cuando fue detenido al estar involucrado en el caso de la Guardería ABC, fueron los mismos quienes lo lincharon por esta decisión.
Y vaya que dolió esto, pues el empresario del área de la salud, reconocido militante de muchos años, sin alzar la voz mostró su descontento con el proceder del instituto político y cómo se designó a su candidato, dicho por ellos. El otro planteamiento, nada fuera de lugar, es la presión federal a sumarse a la 4T.
En tanto esta historia se desenvuelve y se aclara, Maki Ortiz Domínguez es “cortejada”, ya no solo es Movimiento Ciudadano, está el “prianrdismo” insistente en su regreso, aunque primero le deben pedir perdón por sus agravios hacia la ex alcaldesa de Reynosa.
Así de revuelto se encuentra el proceso electoral en Tamaulipas, como nadie (y todos) los esperaban. _
