Después de 17 meses hoy se abren las puertas para que millones de niñas y niños del país regresen de manera voluntaria a las aulas. Ninguno de nuestros niños y jóvenes serán igual antes y después de la pandemia. Algunos regresan con la ilusión de retomar ese vínculo con compañeros y maestros; otros vuelven en pleno duelo por pérdidas de familiares cercanos y amigos así como después de haber vivido una serie de historias y experiencias difíciles que los han marcado.
Sea como sea, este regreso a clases que hoy comienza se trata de uno de los desafíos más grandes de la historia educativa de nuestro país que sentará una nueva era en los procesos de aprendizaje.
Asimismo el reto para los miles de docentes, quienes han tenido que integrar nuevas herramientas para la impartición de clases a distancia así como hasta pagar sus propios dispositivos electrónicos e internet, será aún mayor en este desafiante regreso a clases.Los parámetros de la educación no son los mismos después de la pandemia y los retos se antojan enormes para esta nueva etapa. La necesidad de reactivar infraestructuras que han sido vandalizadas en una buena parte del paìs, así como instalar protocolos sanitarios rigurosos que garanticen el no contagio para alumnos, maestros y padres de familia, pareciera ya ser una tarea difícil de alcanzar.Pero igual o más importante y retador será el cómo se abordarán los nuevos retos emocionales de millones de niños que han tenido que aislarse en pleno desarrollo de su personalidad.
El acceso a la educación de calidad es un derecho de todos los niños mexicanos por lo que el acompañamiento y contención por parte de los padres o tutores hacia los alumnos será fundamental para contribuir a garantizar ese derecho.Cada estado ha tomado sus propias medidas conforme a sus necesidades y capacidades, sin embargo coincido con quienes señalan que es fundamental ‘’enseñarles a los alumnos que el distanciamiento social no es igual a distanciamiento afectivo’’.
El miedo, la ansiedad y la depresión continuan en aumento en menores de edad. Ojalá que este regreso a clases presenciales se lleve a cabo con responsabilidad y que las autoridades alcancen a ver que nuestros niños necesitan mucho más que sanitizantes y cubrebocas para sentirse seguros en este mundo de la pandemia.
Constantemente escuchamos promesas y discursos de los gobernantes pero tristemente la voz menos escuchada en esta crisis educativa ha sido la de niños y jóvenes.
La pandemia va a seguir y el riesgo de contagio también. ¿Cuántos niños volverán a la escuela? ¿Cuánta certeza dará el gobierno a los padres que temen regresar a sus hijos a la escuela? ¿Cuál será el perfil del estudiante de la generación Covid? El gobierno puede y debe impulsar mejores acciones para lograr políticas públicas de calidad educativa y social, pero todos tenemos que colaborar para que este regreso a clases en beneficio de nuestros niños y jóvenes que son el futuro de nuestro país.
Verónica Sánchez