La violencia intrafamiliar, los feminicidios, los intentos y consumación de suicidios, así como la aparición de ansiedad y depresión en habitantes de la Región Lagunera nos muestran que la realidad nos está rebasando, al llegar tarde para su detección y abordaje.
El caso Cervantes en Torreón es el más reciente y quizá el más cruel del que se haya tenido conocimiento en el tema de salud mental en el México contemporáneo (y el último, esperemos).
La Organización Mundial de la Salud advierte que para la presente década la depresión se colocará como la primer causa de discapacidad, la cual se presenta en mayor porcentaje en mujeres mientras que los suicidios son los hombres quienes en más cantidad toman ésta decisión.
Fue precisamente en el Foro Prevención del Suicidio celebrado el pasado mes de septiembre de 2019 en la Cámara de Diputados, donde especialistas y expertos expresaron la imperiosa necesidad –y urgencia- de contar con lineamientos legislativos claros, firmes y presupuestos para atender los trastornos mentales, que no “colgaran” de la Ley General de Salud sino de una propia sobre Prevención del Suicidio y otra más de Salud Mental, pues lo que se busca es la prevención de las conductas y comportamientos suicidas, y no solo la muerte.
Orillados, presionados o asustados es que el congreso de Coahuila ha manifestado su propósito de presentar una iniciativa para crear la Ley Estatal de Salud Mental donde se tracen normas, reglas y presupuesto que respaldarán las políticas públicas para la atención de los trastornos mentales.
Gran desafío, pues de acuerdo a los nuevos paradigmas en los marcos normativos internacionales tendríamos que erradicar la visión patológica de la ansiedad, depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia o los trastornos del neurodesarrollo como el autismo y darles una intervención desde la discapacidad psicosocial como actualmente se consideran los trastornos mentales.
Más desafío aún, cuando hemos hecho común la idea de criminalizar a las personas que viven con un trastorno mental cuando sus acciones se salen de control.
A través del presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, Emilio de Hoyos Montemayor se adelantó que serán acompañados-asesorados por los miembros de la Asociación Mexicana de Suicidología, AC; lo cual no solo nos tranquiliza, además nos infunde confianza que no resultará una vacilada. PrimeroPersona