Política

Dos cartas de pasión y adicciones

  • Vida y Milagros
  • Dos cartas de pasión y adicciones
  • Verónica Mastretta

Los seres humanos pueden ser adictos a sustancias, a drogas, a alcohol, pero también a las emociones fuertes que producen adrenalina y endorfinas. A estas emociones a veces se les llama, se les confunde o son también una forma de amor.

Encontré dos cartas entre una pareja célebre de actores adictos. Ambas cartas fueron escritas en situaciones límites de sus vidas, ya alejados uno del otro para intentar sobrevivir, él al alcohol, ella al desorden de su pasión por él. Ambos tendrían vidas adultas conflictivas pero extraordinariamente interesantes gracias a su talentos.

La carta de ella:

Querido (todavía) marido. Me gustaría hablarte de mi amor por ti, del miedo y la delicia que me provocas y del puro placer animal que siento por ti (y contigo) ; también de los celos, el orgullo herido y la ira que me despiertas a veces.

Pero, sobre todo, quiero hablarte del amor que te tengo y del que aún tú puedes darme - deseo escribirlo, pero no puedo, solo puedo esperar que entiendas cómo verdaderamente me siento y cómo de todas formas te deseo. Tu (todavía) esposa. Amor, no permitas que nunca más demos por hecho nuestra pareja.

La carta de él:

"Quiero saber cómo estás, odio mío, mi cara y mi cruz, sombra y luz, mi paloma y mi cuervo. Por aquí nada nuevo: el lago opaco, la tapia de lluvia, la ventana ciega por la que brilla el ágata del recuerdo de tus ojos violeta.

Repta el domingo por la tarde, bebo, Déjame decirte que estoy triste como un perro viejo y que mi soledad es una casa enorme, vacía e inútil, como ésta. Mi gata amarilla maulla, ojalá fuera a tu sombra, a tu silueta de diosa antigua. También la gata te añora y araña el molde de tu ausencia. Parece que le has dejado tus ojos puestos para que no pueda olvidarte. Si pudieras contestarme que aún no es demasiado tarde para el marinero borracho que desea volver a su muelle. Aprieto el corazón contra la ventana y mi pulso y el reloj de la lluvia repiten tu nombre y el mío. Eres como la lluvia y la memoria, clara y oscura, el arma y la herida, falsa y hermosa, ardiente y fría.

Me da por pensar que te has quedado , que el tiempo no ha pasado y que esta no es la carta de un borracho, sino un poema desbaratado; siempre vuelve a mí ese tiempo que habitamos como huéspedes del éxito, con nuestra cama a la deriva por los remolinos del Tíber, con las caricias de los celos y los mordiscos del deseo, las seducciones del engaño y el beso de la culpa...no hay vida sin ti, eres el hueso y la vena, turbia y clara, el muro y la hiedra, la hierba que besará mi lápida: la vida y la nada. Ya no volverá el instante de tiniebla donde galopabas sobre la ola de mi orgasmo. Conmigo en ti, te sueño.

Ya termino como te digo, por aquí no hay nada nuevo, el lago opaco, los ladridos del viento, es domingo por la tarde, no, ya es de noche, y bebo. Sigue lloviendo sobre esta casa nueva, ruinosa, que parece que no tiene techo, solo el suelo de tu ausencia. Llueve sobre mí, y sobre estas palabras borrosas, que te nombran mil veces. En el fondo nunca nos hemos separado. Y supongo que nunca lo haremos."

La primera carta la escribió Liz Taylor a Richard Burton en un intento inútil para evitar su separación. La carta fue subastada en 2013.

La segunda carta la escribió Richard Burton a Liz Taylor a los ocho meses de haberse casado con su última mujer, y una semana antes de morir a los 59 años. En ese último año no volvieron a verse. La carta la encontró Liz Taylor en su casa de California al regresar del entierro de Richard Burton en Suiza.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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