La población total registrada en el año 2015 en las ciudades de Torreón y Saltillo es de 680,000 y 808,000 respectivamente; lo que indica que la población de la capital del estado es casi 20% mayor a la de nuestra ciudad. Este dato nos servirá para la reflexión que presento a continuación.
Para ese mismo año, el número de matrimonios registrados en Torreón fue de 3,182, mientras que los llevados a cabo en Saltillo fueron 4,928. Si hacemos la comparación proporcional, resulta que allá hubo un 57% más de matrimonios; cómo es posible explicar un diferencial tan elevado, cuando la población es apenas un 20% mayor a la de Torreón ¿Se lo achacaremos todo a la ya tradicional diferencia de que allá son más conservadores?
Me parece conveniente acercar otras variables. En ese mismo año de 2015, se registraron en Torreón un total de 1,556 divorcios; los llevados a cabo en Saltillo sumaron 1,620. La diferencia proporcional corresponde a ¡menos del 5%! ¿55% más de matrimonios y solamente 5% más de divorcios? Al parecer algo no anda bien en estas cifras; mientras que en Saltillo la proporción es de un divorcio por cada 3 matrimonios, en Torreón se eleva a un divorcio por cada 2 matrimonios. De nueva cuenta ¿es que aquí somos más liberales?
Una variable más. Según la Secretaría de Finanzas del Estado de Coahuila, en Torreón se encuentran vigentes un total de 1,905 licencias para la venta de alcohol. A cuál cree usted que se acerque más el diferencial en este rubro ¿al de los matrimonios o al de los divorcios? Resulta que, en Saltillo se han expedido un total de 1,914 licencias para la venta de alcohol; lo que significa que la diferencia es de ¡menos del 0.05%! Prácticamente no hay diferencia, a pesar de tener un 20% más de población. Si fuera cierto que el incremento en las licencias obedece a una mayor actividad económica, se debería observar un mayor número de licencias en Saltillo, ya que por ser capital y tener una mayor población evidentemente posee una mayor actividad económica.
Un ejemplo a considerar es el del Paseo Morelos, en que, si bien ha mostrado un repunte importante, en buena medida se debe a la oferta mayoritaria que se ofrece en el ramo de bares y antros. En síntesis: en Torreón nos casamos menos, nos divorciamos más y, por lo visto, bebemos más alcohol. Habría que profundizar más, pero es indudable que las señales son claras, se trata de expresiones sociales que muestran un nivel de bienestar y estabilidad menores a los que se pueden apreciar en la capital.
