Observatorio de La Laguna
Luis Alfredo Medina
De acuerdo con el CONEVAL, una persona es considerada como pobre cuando gana menos de $3,600 al mes, y sobrevive con alguna carencia educativa, de salud, de vivienda o alimentaria.
En Coahuila, más de 34 mil personas se sumaron a las filas de la pobreza entre 2018 y 2020, sumando un 25.6% de la población que vive en esta condición, de los cuales 2.6% sobrevive en pobreza extrema (personas que ganan $1,700 al mes).
Los datos son directos y fríos: más de 812 mil coahuilenses están en pobreza, de los cuales 686 mil no cuentan con servicio médico (aún y cuando estamos atravesando por una de las pandemias más letales de los últimos tiempos), 491 mil comen solamente una vez al día, y 455 mil están en rezago educativo.
En el caso de Durango, Estado que se ha caracterizado por el contraste entre su economía y la de sus vecinos del norte, la cosa es aún más grave, aquí el 38.7% de la población vive en condiciones de pobreza, de 2018 a 2020 el número de personas que se sumaron a esta condición incrementó en 21 mil.
Más de 715 mil personas viven en pobreza, y de estas 80 mil viven en pobreza extrema, un total de 424 mil personas no cuentan con servicio médico, 350 mil comen solo una vez al día y 313 mil se encuentran en rezago educativo.
Pero… ¿Por qué si se destinan más recursos al combate a la pobreza, este problema va en aumento? sencillo, la estrategia es errónea, de nada sirve que se amplíen los programas sociales si estos se utilizan con fines asistencialistas, si algo nos ha enseñado la historia es que la única manera de vencer la pobreza es a través de la generación de empleos bien remunerados y una distribución equitativa de la riqueza producida.
Los gobiernos deben sentar las condiciones para que lleguen inversiones que detonen el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas, generando un incremento sustancial en la cadena de valor.
Se debe mejorar la educación, invertir en infraestructura competitiva y reestructurar los programas sociales, de tal manera que esos recursos se destinen a los verdaderamente más necesitados erradicando de principio la pobreza extrema.