Sociedad

Cuando tus datos dejan de ser tuyos

Vivimos en una época donde el poder de las empresas se mide por la cantidad de datos que manejan: los datos son «la moneda de cambio». Algunos se fueron percatado de esto, tomando ventaja al manejar datos personales y monetizarlos, incrementando así el poder de algunas pocas compañías. Lo consiguieron fácilmente haciendo uso de una ética endeble, basada en leyes que no estaban listas para el cambio, precarias o inexistentes, y gracias también a la falta de interés de los usuarios al momento de aceptar el uso de los datos proporcionados. Sí, de manera «legal» empresas como Google y Facebook, y algunas otras a diferentes escalas, se han apoderado de nuestros datos: nombre, edad, dirección, ubicación, lo que consumimos y miramos, nuestra ubicación, a quienes frecuentamos, quienes son nuestros amigos y familiares, qué nos gusta hacer, de quién hablamos, y, la lista continúa. Pareciera un robo, pero no, cada uno de nosotros hace pública esta información al «permitir» que suceda.

Esa es la historia de las grandes empresas que se fueron haciendo cada vez más poderosas, importantes y hasta imprescindibles al manejar datos personales y que han logrado obtener ganancias trillonarias con ellos. La primera pregunta que viene a la mente es ¿cómo ganan dinero si sus aplicaciones son «gratis»? Bien, pues esas compañías hacen uso del análisis de datos para obtener información que puedan vender. Usan avanzados modelos computacionales y analizan con poderosos equipos inmensas cantidades de datos, logrando obtener información de comportamientos, preferencias y capacidades individuales de cada usuario. Como resultado, otras compañías pueden comprar publicidad segura, por ejemplo.

Es importante retomar el tema de hace un par de semanas en el que WhatsApp hizo un cambio a sus términos y condiciones. El revuelo comenzó porque algunos se dieron a la tarea de leer en qué consistían dichos permisos, antes de permitir el acceso. Luego se hizo viral la inconformidad y muchas personas empezaron a migrar a otras plataformas de comunicaciones. Pareciera que la cultura de la protección de datos se está fortaleciendo, de manera que ahora los consumidores son más conscientes de los riesgos que conlleva proporcionar datos sensibles. Sin embargo, me atrevo a mencionar que WhatsApp no es la única aplicación que comparte los datos de sus usuarios entre sus filiales, todas lo hacen y la ley lo permite. Así que lo que está en nuestras manos es aprender que, como lo decían nuestras abuelas, «nada es gratis». Si una aplicación no cobra por su uso, seguramente va a generar ganancias de otra manera.

Esperemos que a partir de ahora nos tomemos el tiempo de leer los términos y condiciones de cada compañía, el uso de los formularios que llenamos y qué aplicaciones y permisos cederemos en nuestros dispositivos. Que sepamos qué sí queremos hacer público y abstenernos de compartir la información que consideremos sensible. Que sea una costumbre informarnos y ser conscientes de lo que pagamos a cambio de un servicio antes de aceptarlo. Además, debemos exigir que las nuevas disposiciones de la ley procuren salvaguardar los derechos de las personas poniendo más restricciones a las empresas que manejan datos personales. Esto significa fortalecer nuestra conciencia de protección a la privacidad.

ZOBEIDA JEZABEL GUZMÁN
[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Varios autores
  • Varios autores
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.