A pesar de su creciente presencia a nivel nacional y comparativamente con su vecina el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), el Área Metropolitana que conforman la ciudad de Saltillo y sus municipios conurbados parece generar menor interés en torno a su problemática urbana. Sin embargo, existen condiciones que hacen de este conglomerado urbano un caso de estudio único e imprescindible, entre ellas una dinámica urbana que está dando lugar a problemáticas similares a la primera.
El llamado Corredor Saltillo-Monterrey está considerado actualmente como una de las áreas más importantes del país en términos de productividad y bienestar social. En particular, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) ubicó el año pasado a Saltillo y su Área Metropolitana en el primer lugar de productividad en la categoría de ciudades con más de un millón de habitantes, por arriba de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Por su parte el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su edición del tercer trimestre de 2024 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), ubicó a Saltillo entre las 10 ciudades con los mejores indicadores de empleo en el país, con una participación de la población económicamente activa de 63.3 por ciento y una tasa de desempleo de tres por ciento.
Las estadísticas anteriores, así como otros indicadores positivos de seguridad y calidad de vida entre la población, han hecho del Área Metropolitana de Saltillo (AMS) un destino atractivo en los últimos años, lo que ha impactado en su evolución espacial y poblacional. De acuerdo a cifras del Inegi, en el periodo comprendido entre 2010 y 2020, el AMS incrementó su población en poco más de 200 mil habitantes, correspondiendo casi una tercera parte a los municipios conurbados de Arteaga y Ramos Arizpe como efecto de la inversión productiva y de nuevos desarrollos inmobiliarios.
El crecimiento descrito ha traído consigo cambios en la planeación y en las necesidades de infraestructura urbana, con el automóvil particular como la prioridad central para la movilidad de la población en forma similar a otros centros urbanos en el país. De acuerdo a estadísticas del mismo Inegi, aproximadamente el 47 por ciento del parque de automóviles particulares contabilizado en el año de 2023 se integró a la circulación en los últimos 13 años, de los cuales cerca de una quinta parte fueron automóviles particulares registrados en los municipios conurbados. Estos cambios han incrementado los niveles de tráfico en las principales vialidades y el número de accidentes viales, sobre todo en las áreas de acceso al AMS, donde existe también una importante inversión manufacturera y movimiento de tráfico pesado, como es el caso del municipio de Ramos Arizpe.
En el proceso anterior, y en forma análoga a lo que sucede en el AMM, la inversión en transporte público ha estado a la zaga para cubrir nuevas y más largas rutas. Su estructura actual tiene como base al municipio de Saltillo con 37 rutas urbanas con algunas rutas locales a cargo de los municipios conurbados, lo que ha probado ser insuficiente ante el crecimiento espacial del AMS. Desde sus inicios, todo este servicio ha estado concesionado a particulares, lo que ha traído consigo los problemas tradicionales de disminución de la calidad del mismo e intentonas de alza de tarifas por parte de los concesionarios, a pesar de que la normatividad correspondiente la establecen los ayuntamientos en cada caso.
Un dato muy significativo es la baja proporción de la población que utiliza actualmente el transporte público –15 por ciento– según reportan las autoridades municipales. Los argumentos detrás de esta situación van desde los impactos que tuvo el periodo de pandemia en la población usuaria, la desaparición de rutas y la preferencia por otros modos de transporte.
En tanto, el papel de los ayuntamientos se ha limitado más bien a buscar soluciones reactivas y aisladas en función de sus recursos, siendo Saltillo el más activo. De acuerdo a un plan de mejoras presentado por la nueva administración municipal, se han cancelado concesiones que no cumplen con la normatividad e instrumentando un programa de ampliación de rutas e introducción de nuevas unidades que se estima quedará concluido en el segundo semestre del presente año.
Lo que se ha descrito aquí infiere un futuro poco halagador para la movilidad urbana en el AMS de mantenerse las tendencias actuales de crecimiento espacial, y en ausencia de políticas de planeación integrales y sustentadas sólidamente. Saltillo cuenta con una base importante en la figura del Plan Director de Desarrollo Urbano de 2020, que considera particularmente al transporte público como un elemento integral de la planeación de la ciudad y establece lineamientos claros para la movilidad de la población usuaria. El tamaño del AMS y el estado de su problemática urbana hacen pensar que aún es momento para redefinir esas políticas en favor de la movilidad de la población.
José Luis Castro Ruiz*
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores-Secihti
*Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte