Durante los últimos años, las ciudades de Coahuila han aparecido entre las más seguras del país según la Encuesta Nacional sobre Seguridad Pública Urbana que elabora Inegi. Incluso, dentro de las diez ciudades consideradas más seguras del país, se ha vuelto común encontrar a los municipios de Piedras Negras, Saltillo y Torreón. La mejora sostenida en la percepción de inseguridad en Coahuila destaca dada la historia de violencia e inseguridad que vivió la región de 2010 a 2013, cuando Los Zetas implementaron un régimen de terror en la entidad. ¿Cómo logró Coahuila transformarse de una de las entidades más violentas del país a una de las más seguras?
Las autoridades estatales han atribuido la disminución de la violencia a un grupo de estrategias implementadas desde finales del sexenio de Rubén Moreira, fortalecidas por la administración de Miguel Riquelme y que siguen vigentes en la actualidad. La mezcla de políticas públicas implementada se compone de la creación de mandos especiales, el fortalecimiento de la Policía estatal (siguiendo el modelo de Fuerza Civil en Nuevo León), la profesionalización del Ministerio Público (al menos eso dicen), la instalación de filtros de seguridad en las fronteras con otras entidades, la incorporación de tecnología (particularmente cámaras de videovigilancia) y la cancelación de giros negros como casinos y table dances. Aunado a lo anterior, los últimos titulares del Ejecutivo estatal han hecho de la seguridad pública la prioridad número uno de sus gobiernos.
Los resultados han sido sorprendentes en un vecindario complicado y teniendo la condición de frontera. A pesar del deterioro de la seguridad en entidades colindantes como Zacatecas, Tamaulipas (solo separados por el Puente Colombia), Nuevo León o Chihuahua, en Coahuila se ha logrado mantener en niveles muy bajos las cifras de homicidios doloso, secuestro, extorsión o robo con violencia. Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas. La entidad tiene un fuerte problema en cuanto al narcomenudeo y consumo de cristal (una metanfetamina muy popular en el noreste del país). También se han mantenido las redes de tráfico de migrantes, particularmente aquellas que explotan la ruta que cruza por Piedras Negras. Finalmente, la Policía estatal ha sido criticada en múltiples ocasiones por abuso de autoridad y se le ha acusado de tener grupos al interior que forman parte de las redes de narcomenudeo y tráfico de migrantes. Incluso se ha llegado a hablar de que la seguridad en Coahuila es producto de un monopolio criminal del que grupos de la Policía estatal forman parte. Ante el deterioro en la imagen de la Policía estatal, el Gobierno decidió cambiar la imagen y el nombre de la anteriormente llamada Fuerza Coahuila.
Más allá de todo lo anterior, los datos parecen indicar que la principal causa detrás de la disminución de la violencia en la entidad ha sido la desaparición de Los Zetas. Es probable que el éxito en Coahuila se explique más por la ausencia de conflictos entre grupos criminales y la existencia de acuerdos o entendimientos entre autoridades y grupos criminales respecto a qué tipo de actividades no serán toleradas que por el grupo de políticas previamente mencionadas. Esto no quiere decir que dichas políticas no hayan tenido algún impacto positivo, simplemente que no son la principal explicación. Probablemente, la mejor explicación del éxito en seguridad en Coahuila sea una combinación de las acciones emprendidas y señaladas por las autoridades y la existencia de un monopolio criminal que ha decidido, por las razones que fueren, no involucrarse en actividades de extracción de rentas.