Política

Cómo le hemos dado "en la madre" a la Tierra en su día

Esta nota surgió de una de las reuniones que tuvimos con los editores del diario y en donde fuimos orientados sobre el estilo de las notas que aportamos y por supuesto porque el 22 de abril se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra. En una de las referidas reuniones se me ocurrió preguntar si los temas ambientales son leídos. A lo cual me respondieron los editores: “¡Claro que sí!”. Aunque escribir del ambiente es una actividad como la de un misionero, es decir, es promocionar o divulgar que el ambiente es importante, siendo que a nadie le interesa o no cree en él.

Después de reflexionar que si nuestro planeta no hubiese tenido las condiciones adecuadas de agua, suelo y aire, no existiríamos nosotros y ni todas la especies que habitan en la Tierra, me dio ánimos de investigar la situación de la Madre Tierra para compartir con todos aquellos que les importa o interesa el planeta y pueden contribuir con pequeñas acciones para un día verdaderamente celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra.

¿Y cómo hacerlo? En mi caso, compartiendo con usted temas de política, gestión o acciones que afecten o beneficien al ambiente o al menos expresando mi postura sobre un problema ambiental y realizando investigación sobre acciones que dañan a la Pachamama (traducción como Madre Tierra procedente de lengua quechua).

Antes de proseguir, es importante mencionar que el Día Internacional de la Madre Tierra surge a partir de los movimientos ambientalistas de los setenta que fueron impulsados por Dennis Hayes, activista y ambientalista estadunidense, quien organizaría el primer movimiento del Día de la Tierra, que posteriormente se denominaría y establecería propiamente como Día Internacional de la Madre Tierra, que es una expresión común para referirnos al planeta Tierra en diversos países y regiones del mundo, y cuyo fin es hacer evidente la interdependencia entre los seres humanos y las diversas especies de flora y fauna que habitan en él. Así, celebrar a la Tierra en realidad nos lleva a recordar la responsabilidad colectiva que tenemos para vivir en armonía con la naturaleza, pues dependemos totalmente de ella. Aunque les preguntaría: ¿Sí hay algo que celebrar? Porque literalmente ¡le hemos dado en la madre a la Tierra!

Acorde a las estadísticas, en el 2018 la población mundial es de unos 7 mil 500 millones de personas, y según las proyecciones al 2050 será de casi 10 mil millones de personas y casi 11 mil millones en 2100 (Naciones Unidas), lo que se traduce en una mayor presión para el planeta, porque toda esta población requiere alimentarse, vestirse y protegerse. Asimismo, los gobiernos deberán asegurar su derecho humano a un ambiente sano (aire, agua, suelo y alimento no contaminado y suficiente para vivir), además de los servicios básicos, es decir, contar con agua en su vivienda, servicios de salud, facilitar la movilidad, entre otras cosas.

Lo anterior, sin embargo, implica que se incrementarán las emisiones antropogénicas, sobre todo si se usan como fuente de energía productos derivados del petróleo, el cual al ser quemados contaminan y alteran la composición de la atmósfera, y con ello contribuyen al cambio climático, reducen la capa de ozono estratosférico y nos llevan a tener mayor exposición a sustancias químicas persistentes, bioacumulativas y tóxicas.

Otras acciones que hemos realizado en contra de la Pachamama es acelerar procesos de extinción de especies, lo cual pone en peligro la integridad de los ecosistemas y con ellos los servicios que brindan (agua, aire, energía y suelo) para satisfacer las necesidades básicas del humano. Además, al propiciar el calentamiento global hemos afectado a los océanos y costas, acidificándolas e incrementando la contaminación marina. Así como sobreexplotando su flora y fauna, aumentando los asentamientos en costas y la recreación. A lo que se suma la extracción de recursos y la producción de energía.

Otras acciones que han tenido más difusión a nivel mundial, es que cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y al año se usan 500 mil millones de bolsas. Así, por lo menos 8 millones de toneladas de plásticos acaban en los océanos cada año y con ello se amenaza a la vida marina.

A todo lo anterior se agrega la degradación de las tierras y la desertificación que ha aumentado, así como la urbanización y el desarrollo insostenible que están basados en sobrexplotación y contaminación de los recursos hídricos en todo el mundo. Y mejor aquí le paro, porque si prosigo en lugar de celebración del Día Internacional de la Madre Tierra tendría que ser el funeral. ¿No lo creen ustedes?

Por fortuna hay acciones que podemos realizar para contribuir a revertir el daño que le estamos causando a nuestro planeta. Por ejemplo, se pueden fomentar dietas con menos carne, reducir el desperdicio de comida, disminuir el consumo de energía y agua; evitar o disminuir el uso de bolsas y botellas plásticas o popotes, e incluso dejar de usar el auto al menos un día a la semana o algo muy sencillo: no tirar basura por las calles.

Y las grandes acciones las deben realizar nuestros representantes gubernamentales, de nosotros depende exigirles hacer válido nuestro derecho humano a un ambiente sano. Eso sí, deben de armarse de paciencia para recibir respuesta a las solicitudes, lo digo por experiencia que funciona. 


María Eugenia González Ávila

El Colegio de la Frontera Norte, sede Monterrey


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