En el marco de este 8 de marzo, Día Internacional de las mujeres, el llamado de Naciones Unidas Mujeres se enfoca a generar acciones en pro de la “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, señalando que la contribución de niñas y mujeres a nivel mundial, durante todo este año debería enfocarse a ser las lideresas de los esfuerzos para mitigar y adaptar al cambio climático, a favor de un futuro sostenible para todas las personas.
Hace sentido desde su visión internacional alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, correlacionando, como si fuese una acción simple, el ODS 05 (Igualdad de género) y el ODS 13 (Acción por el clima). Es obvio que la capacidad de construir redes de apoyo para atender necesidades básicas, desde la autogestión de actividades económicas, hasta el acompañamiento en casos de violencia en todas sus formas y manifestaciones, es algo que tiene sorprendidas a las propias Instituciones gubernamentales, como al propio sistema patriarcal. Marcela Lagarde ha hecho el llamado a resignificar el desarrollo humano, la democracia, los conceptos y momentos más emblemáticos de la historia, la sociedad, la cultura y la política, desde la perspectiva de género, que va más allá de cuestionar y replantear los estereotipos con los que la relación binaria biológica mujer-hombre.
Es necesario dar un paso más, reconocer que existen brechas de desigualdad que no se solucionarán únicamente con sentencias de organismos internacionales, pues todo esto parece superado cuando la realidad cotidiana sigue siendo el sexismo, clasismo, racismo, hasta el desprecio de lo que la cultura de un pueblo representa; ¿algo de esto les parece cercano?
En nuestro propio país nos sigue pareciendo un reto y hasta sacrificio a algunas personas, abrazar la diversidad de la que provenimos. En este contexto complejo, parece una broma de mal gusto o ironía de la este siglo y en particular de este llamado al 8M, suponer que las mujeres tenemos la responsabilidad de convertirnos en el contrapeso que combata a las industrias transnacionales y multimillonarias que generan el daño que día a día desgasta a nuestro planeta, por la falta de legislación estricta, por su extrema flexibilidad, por los siglos de conveniencia que esto le ha representado al propio sistema económico patriarcal.
De ahí la ironía a este llamado, pues es claro en donde se focaliza el verdadero conflicto en materia de sustentabilidad de nuestro medio ambiente, no se encuentra en las manos de las mujeres.
Si revisamos a detalle la lista de estas 20 empresas energéticas, en la mayoría de los países, las bases de sus contratos se encuentran directamente vinculadas a las propias autoridades, sea cual sea su forma de gobierno. Menuda tarea nos viene ahora a las mujeres, que más allá de combatir con algunos de nuestros privilegios al sistema patriarcal, de impulsar que acceso a la justicia deje de ser disparejo, de buscar en redes superar la violencia, de tener que encontrar alguna solución para los millones de mujeres que antes de poder reflexionar y actuar en contra del cambio climático deben encontrarle algún modo para superar la pobreza, insalubridad y hasta ignorancia en la que se encuentran.
Lo que es un hecho seguro, serán todas las manifestaciones que durante este mes se estarán realizando en los espacios públicos y digitales, los debates que se tendrán en espacios universitarios, esperando que algo de esto logre impactar en nuestros hogares y entorno.
Norma Estela Pimentel