Política

¿Sembrando vida, o mejor protegerla?

El desarrollo sostenible se basa en la unión de tres pilares básicos: sociedad, medio ambiente y economía. Una forma para visualizar esta unión es imaginando un pastel de tres pisos: el primero representa la biósfera, base que sustenta la vida en la Tierra; el segundo es la sociedad y en el tercero está la economía, creada y sostenida por la sociedad.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, son el compás global en la toma de decisiones para forjar el desarrollo sostenible. Los ODS reflejan la interacción entre medio ambiente, sociedad y economía que debemos lograr, con el fin de asegurar que la demanda de recursos naturales se mantenga dentro de la oferta global. Los 17 ODS funcionan como un sistema, a través del cual interactúan el uno con el otro y son interdependientes.

Los programas destinados a fomentar la agricultura para impulsar el crecimiento económico en poblaciones social y económicamente excluidas, también puede resultar en detrimento de la salud de los procesos biofísicos de la tierra. Representa una huella ambiental considerable, como en el uso desmedido del agua. Es una de las actividades que amenaza en mayor medida la biodiversidad mundial, porque representa más del 70% de la deforestación mundial y amenaza cuerpos de agua alrededor del mundo al liberar nitrógeno y fósforo en el ambiente.

El impacto medio-ambiental que conlleva cualquier actividad agrícola exige diseñar políticas que se enfoquen en un uso regenerativo de la tierra. Las políticas públicas no pueden dejar de nutrirse de los indicadores que ha desarrollado la comunidad científica para alinear la relación que tienen los ODS. El talar y quemar áreas naturales libera dióxido de carbono en la atmósfera, mismo que abona al cambio climático. No importa que después se planten nuevamente árboles, ya hubo un daño al ambiente y un retroceso en el camino para mitigar el cambio climático. Afectará el desempeño de los ecosistemas, que están inmersos en un sistema que agrupa los procesos biológicos de la Tierra que aseguran nuestra vida en ella.

Finalmente, las comunidades son más eficaces que el estado para proteger su entorno local de la deforestación, debido a sus conexiones históricas y sociales con la tierra. La noción de que las personas afectadas están en la mejor posición para defender sus propias áreas, debe ser un baluarte en la política legislativa y regulatoria. La promoción de la participación a través de proyectos de desarrollo comunitario, así como la descentralización se han convertido en un principio central en la protección del medio ambiente.

JIMENA SUÁREZ IBARROLA
@jimenalak

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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