El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, conmemora la lucha de todas las trabajadoras, incluso aquellas que lo son en sus hogares. En 1975, la Organización de las Naciones Unidas designó esta fecha inspirada un día igual pero de 1857, cuando un grupo de obreras textiles salió a manifestarse en Nueva York contra sus terribles condiciones laborales. Esta explotación no ha terminado aún, por eso es bueno recordar el origen de esta conmemoración para que no se olvide que la lucha por un trabajo digno continúa.
Aquí vamos a hablar de un trabajo en específico: el de la ciencia, que desde 2015 ya tiene su propio día, el 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En la resolución que establece esta fecha dice que será la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas lo que nos permitirá avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y alcanzar las metas de la Agenda 2030 que ha suscrito México.
México ha tenido y tiene movimientos feministas gracias a los cuales se han conseguido avances importante; por ejemplo, el 13 de enero de 1916, en el Teatro Peón Contreras de la Ciudad de Mérida, Yucatán, se dio el primer congreso feminista de nuestro país. Una de las organizadoras fue Elvia Carrillo Puerto cuyo hermano, Felipe, fue dirigente del Partido Socialista del Sureste y quien apoyó esta causa como gobernador de esa entidad. El sucesor, Salvador Alvarado, fue el impulsor del mencionado congreso. La mayoría de las asistentes eran maestras, pues este era el único trabajo intelectual permitido a ellas. El congreso abrió el espacio a las mujeres para acceder a la educación superior, nivel indispensable para que las mujeres puedan hacer ciencia. El conocimiento científico requiere de entrenamiento profesional.
El congreso feminista de 1916 fue un antecedente fundamental del movimiento sufragista mexicano que logró, a partir de 1953, el reconocimiento al derecho de las mujeres a votar y ser votadas, lo cual abrió la puerta a la participación ciudadana y al paulatino empoderamiento de la mujer.
En 2013, el Congreso mexicano reformó cuatro de los artículos de la Ley de Ciencia y Tecnología para promover la igualdad de género mediante la participación equitativa y no discriminatoria entre hombres y mujeres en la investigación científica y tecnológica. Al artículo 2 se le adicionó incentivar la participación equitativa de mujeres y hombres en todos los ámbitos del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Las modificaciones del 12 señalan que las políticas de apoyo a la investigación científica deberán “incentivar la participación equilibrada y sin discriminación entre mujeres y hombres” y el 14 sugiere diferenciar por género la base de datos con información sobre investigadores, para así medir el impacto de políticas y programas. Además, el artículo 42 promueve el desarrollo de un sistema de educación, formación y consolidación de recursos humanos “en igualdad de oportunidades y acceso entre mujeres y hombres”.
Antes de estos cambios ya existían acciones afirmativas de género, como que en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se establece que toda integrante que tenga un parto durante la vigencia del estímulo contará con un año más para renovarlo. La última versión del reglamento del SNI, del 16 de febrero de 2018, ya utiliza un lenguaje incluyente especificando por ejemplo “los y las investigadores (as)” a lo largo del documento.
Dra. Julia Tagüeña Parga
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