Todos hablan de los jóvenes. Y no es casualidad, pues son ellos quienes nos recuerdan lo importante. Todos hemos sido jóvenes y ojalá siguiéramos siempre con ese espíritu. Esa etapa en la que sentimos que somos dueños del mundo, que tenemos el derecho de cambiar lo que no nos parece y de defender lo que creemos. Yo tengo tres adolescentes en casa y en lugar de adolecer sus años, admiro esa energía, compromiso y sueños que tienen. Me han preguntado sobre los efectos de la reforma al Poder Judicial, lo han discutido en clases y con sus amigos. Podríamos decir mucho de la juventud, pero lo que es un hecho es que les importa lo que sucede en México.
Jóvenes en todo el país han marchado y se han posicionado en contra de la reforma. Las más de 50 comisiones de empresarios jóvenes de Coparmex, así como presidentes de las sociedades de alumnos y facultades de diversas universidades, entre públicas y privadas, han mostrado su interés en estudiar a fondo las consecuencias y han pedido audiencia al Presidente, como a Claudia Sheinbaum. Se han sumado a la preocupación de empresarios, legisladores, periodistas, embajadores, miembros del Poder Judicial y comunidad en general sobre los efectos que pudiera tener la reforma en la impartición de justicia.
Claudia dijo que gobernaría para todos, que escucharía a todos, y hoy parece que solo está escuchando a su predecesor político. México está levantando la mano y las puertas se han cerrado. Aún no arranca y no está tomando en cuenta otras voces. Si la propuesta de reforma hubiese nacido de un diálogo auténtico estaríamos viviendo otra realidad, pero viene de una sola persona que igualmente sin consultar está tratando de imponer su voluntad.
De manera constante trabajo con jóvenes y observo su compromiso con su comunidad. Quieren diálogo, quieren aportar con ideas y acciones. Somos el país número uno de la OCDE con jóvenes técnicos egresados, eso es una ventaja competitiva para sacar adelante la economía. Ellos cuentan y son el pulso y solución de lo que desea México en los siguientes años. Si los escuchamos más, nos sorprenderíamos y seguramente resolveríamos parte de nuestros problemas.
