En esta semana he leído unos 60 artículos de opinión y análisis sobre el tema de Cuba. La mayoría de los textos se ubican detrás de las trincheras como si la revolución cubana aún estuviera en combate. Como en los viejos tiempos las palabras imperialismo yanqui y dictadura se usan como bazucas en cada uno de los bandos. Esta guerra de papel impide observar lo que realmente sucede en la Isla.
Cada quien interpreta las manifestaciones iniciadas el sábado 10 de julio, a la manera en que tiene concebido y asimilado el fenómeno de Cuba como un ejemplo de libro en la teoría de los sistemas políticos en el mundo. El tema cubano es el paraíso de los radicales.
Pero hay escritores y periodistas de este siglo que miran con otros cristales. Ya no hay guerra fría, ya cayó el muro en Berlín, no existe la URSS; China es hoy una potencia capaz de competir con Estados Unidos y ya no está Fidel. La realidad es otra. Ya están contestadas muchas dudas y expectativas que generó en su tiempo la revolución. Si alguna vez al gobierno de Estados Unidos le interesó e intentó (seguro que sí) liquidar a Castro y su régimen hoy es asunto archivado. El bloqueo económico hoy es intrascendente. Sirve (el bloqueo) como burro de carga para colocar en su lomo todas las culpas del fracaso económico cubano. El pueblo cubano es de naturaleza bullangero; su sangre fluye al calor del caribe. No creo que tenga la vocación del oprimido. No podrá estar más de una generación socavado y silencioso. Los mejores artículos sobre los hechos actuales los he leído de autores cubanos. Recomiendo a Wendy Guerra. _
Tomás Cano Montúfar