Política

Cada vez más inservible

  • Me hierve el buche
  • Cada vez más inservible
  • Teresa Vilis

Nació un bebé concebido con ayuda de la Inteligencia Artificial. No fue portada, ni un gran escándalo. La noticia circuló con la compostura de una carta escrita en papel membretado: educada, precisa, perfectamente inquietante. Un dato más entre las maravillas del mundo moderno, como si dar vida con comandos fuera apenas una función más de la impresora.

La IA no llegó con estruendo. Apareció como aparece el moho en una fruta: en silencio, de a poco, con certeza de lo inevitable. Se instaló entre nosotros con modales exquisitos, resolviendo lo que no sabíamos que queríamos resolver: qué decir, cómo pensar, cuándo hacer. Siempre disponible. Siempre brillante. Siempre sin preguntas.

Una, claro, sigue ahí, con sus métodos anticuados: pensando, decidiendo, equivocándose a mano. Tarda en responder, se le olvidan las cosas, interrumpe con historias largas y opiniones dudosas. A veces llora sin saber por qué. A veces se ríe en el momento menos oportuno. Una torpeza encantadora, dicen los generosos. Una molestia en la cadena de productividad, piensan los demás.

La Inteligencia Artificial no se propone reemplazarte. Solo hace todo sin ti. No necesita gritar que estorbas. Basta con que siga funcionando mejor cuando tú no estás.

Eso, me temo, es la nueva forma de desaparecer: no con muerte, sino con irrelevancia. Seguir respirando, pero sin eco. Que el sistema continúe su curso mientras tú te vas desvaneciendo con la gracia de una cortina vieja en una habitación redecorada. Nadie la rompe. Nadie la extraña. Solo un día, ya no está.

La IA no olvida un cumpleaños, no arrastra traumas, no te manda notas de voz de siete minutos. Su eficacia es su crueldad. Su amabilidad, una forma de olvido. Porque al no necesitarte, te borra con elegancia.

¿Y qué queda para nosotros, los que aún usamos signos de interrogación, los que dudamos en voz alta? Tal vez eso: insistir. Enviar mensajes a destiempo. Pedir las cosas mal. Preguntar lo obvio. Ser ese incómodo recordatorio de que no todo tiene que salir bien. Ni a tiempo. Ni siquiera tener sentido.

La desaparición ya no se anuncia. Se ejecuta con un clic. Una actualización. Una nueva versión que no incluye tu nombre. Mientras el sistema no logre borrarme del todo, yo seguiré aquí. Con mis errores. Con mi desorden. Con mi presencia innecesaria.

Más humana. Más antigua. Más inservible. ¡Me hierve el buche!


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.