El televisor es uno de los medios de entretenimiento más grandes que existen en el mundo moderno, en él podemos viajar a diferentes partes del mundo, diversas épocas y mejor aún podemos ver cómo será el futuro, o al menos cómo lo imaginamos. Además de que tenemos la posibilidad de ver toda una amplia gama de deportes y mis favoritas personales, las caricaturas.
En la edad media el entretenimiento era producto de diversos personajes: bufones, juglares y de vez en vez una versión teatral que contaba las historias más épicas de las naciones existentes, desde grandes guerras hasta los amoríos de la realeza.
La única diferencia es que cuando el entretenimiento era malo en la edad media el rey no dudaba en mandar matar al bufón, al juglar o hasta a alguna compañía de teatro, entonces a veces me imagino cómo sería mi vida frente al televisor si pudiera tomar un hacha e impartir un poco de justicia indiscriminada a aquellos que arruinan las series de televisión, lo que me llevó a una pregunta que creo que es la respuesta a todo el sentido de la existencia humana, ¿cuándo debe terminar una serie de televisión?
La respuesta corporativa sería cuando deja de ser redituable, pero esto es similar a ser decapitado, te cortan una historia sin completarla y simplemente te quedas imaginando cómo debió terminar sin poder llegar a una solución y tal vez hasta hundirse en la desesperación por la incertidumbre.
Ahora que tal si el final no es cómo esperabas, bueno te decepciona, pero al menos sabes que fue el fin, que ya no habrá más y no tendrás que sufrir porque te dieron un cierre, malo tal vez, pero un cierre a final de cuentas.
Y viene el caso más trágico de todos las series que viven eternamente, como esa hydra de la Grecia antigua, que se le corta una cabeza y le crecen dos en su lugar, series como Los Simpson, Padre de Familia y muchas caricaturas más donde nada cambia y pareciera que las ideas se agotan para dar material nuevo a su continuidad, ese extraño afán de mantener la misma fórmula y que los nuevos televidentes se relacionen con los personajes, mientras que los viejos televidentes buscan que la serie retome su camino y gracia original, como la hydra vemos que seguir cortando con la esperanza de que muera es inútil.
Mi edad es de dos dígitos y el primero de ellos es un 3, lo que pensaría cualquier ente con sentido común es que estoy entrando en la crisis de la mediana edad, no yo estoy en la crisis de la edad media, donde me gustaría poder tomar una espada y pelear con aquellos que hacen estas series, y no me malinterpreten adoro a los Simpson, al menos en sus primeras cuatro o cinco temporadas, después los únicos episodios que me gustan son los que exploran el futuro de la familia, un Bart de más edad, divorciado y con hijos y un Homero viejo y senil que sigue manteniendo su encanto bobo, eso falta en estas caricaturas: cambio, evolución, progreso.
Por otro lado tenemos en la edad media a aquellos que son recordados como los mártires, personas que se fueron antes de tiempo y que por su grandeza son recordados, como estos “Santos” hay sus similares en las caricaturas, series que nos mostraban un mundo ingenioso y tan disparatado que ahora recordamos con cariño, como: La vida moderna de Rocko, Ren y Stimpy, Invazor Zim, Johnny Bravo, Ed, Edd y Eddy; o que nos llevaban a grandes universos para acompañar a los héroes más grandes que no necesariamente necesitaban súperpoderes: Los Cazafantasmas, Halcones Galácticos, Thundercats, Pato Darkwing, sólo por mencionar algunas.
Éstas tuvieron el final inesperado de la decapitación medieval, les quitaron la posibilidad de tener un cierre en su desarrollo y quedaron en el limbo de las buenas historias, yo sólo espero que no se les ocurra hacer un remake y que echen a perder el buen recuerdo de una gran serie, como tristemente ya pasó con los Thundercats, que al parecer no dio resultado por que el producto original siempre fue mejor.
Ahora la nueva generación de caricaturas ha perdido ese encanto y esa buena calidad, son contadas las caricaturas que merecen un espacio en mi diario paseo por los canales del televisor, como Gravity Falls, o Regular Show, que me recuerdan ese buen tiempo de los años 80 y 90 cuando las caricaturas tenían un sentido, y entonces uno se da cuenta de que mueren, así sin más estas series termina, mientras que otras series que pierden sentido de sí mismas como Los Simpson o Padre de Familia siguen su curso, el dinero es rey.
Como en la historia de Beowulf, un dragón codicioso se apodera del tesoro del reino y no permite que nadie más tenga riqueza, así nuestro entretenimiento hoy en día, donde las historias creativas no tienen lugar mientras que la peste de las series eternas se propaga invadiendo a las demás que por su gran generación de dinero siguen al aire y las cadenas les dan espacio en lugar de material más nuevo y original, todo porque ya son un ícono de su emisora, al final, “la vida es una historia contada por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido”… Crisis de la Edad Media.