El pasado 12 de junio se celebró el Día de Superman, el icónico héroe también llamado “el gran Boy-Scout Azul” (Big Blue Boy-Scout), un ente que literalmente está fuera de este mundo. Claro viene de Krypton, sin mencionar que es un personaje ficticio, para muchos muy real; pero, lo que sobresale es su inherente capacidad de priorizar la bondad y esperanza a pesar de que tiene el poder de destruir el mundo, característica que no comparte la humanidad.
Extrañamente la fecha de celebración de este héroe de capa roja, el cual a veces se confunde con un pájaro o un avión, no coincide con su primera aparición o publicación bajo la editorial de DC Comics, pues esta fue un 18 de abril de 1938. Pero como todo en la vida esto tiene un por qué, en el 2013 DC Entertainment decidió imponer esta celebración en el marco del 75 aniversario del personaje, además de que coincidió con el estreno de la cinta Man of Steel, del mismo año, dirigida por Zack Snyder, lo cual inició la ruta para la película de la Liga de la Justicia.
Seguro se pregunta lector, otra vez, el motivo de este texto; simple, como en todo buscamos develar la verdad. Superman, un ente de otro planeta que se dedica sin pago alguno a proteger el mundo (Tierra) e incluso el universo conocido, ¿qué lo hace así? Unos días después del 12 de junio, 15 de junio para ser claros, se festejó en México el Día del Padre, al igual que el Día de Superman por muchos pasa desapercibido, pero ambos tienen relación, al menos en materia filosófica e incluso psicológica, pues cómo hace un kryptoniano para ser más humano que cualquiera de nosotros, aunque sea en las páginas de un cómic y que en consecuencia sean los nativos de la Tierra quienes desean su muerte.
“El poder corrompe…”, se dice por ahí, y un ente todo poderoso, lo más cercano a un dios que se puede ver, cómo mantiene su brújula moral… ahí lector está la respuesta, el poder divino, inhumano, de un padre. Si bien Superman cayó a este planeta deplorable por consigna de su padre biológico, Jor-El que murió al estallar Krypton; el destino, sabio como nadie, puso en su camino a Johnathan Kent, un simple granjero de Kansas que lidió con un extraterrestre capaz de destrozarlo en un abrir y cerrar de ojos, fue inesperado pero lo adoptó como un hijo.
La ironía radica en el personaje de Clark Kent, alter ego de Superman, quien no sólo refleja debilidad para ocultar su verdadero ser, sino que resulta ser el más fuerte de todos los seres humanos, el único capaz de sentir compasión por una especie que no es la suya, de arriesgar su vida sin obtener nada a cambio, no es inherente de los de su especie, o de la humanidad para ser realistas, sino de un hijo bien educado, por ello la frase de que “todos los padres son Superman”, al menos en alguna variante.
Del nivel secreto
Aunque parezca difícil de creer el máximo héroe de los cómics no fue pensado inicialmente como un ente de bondad, su encarnación original de la Edad de Oro (1933) fue, de hecho, un villano que no se parece en nada a nuestro héroe actual, pues sus creadores Joe Shuster y Jerry Siegel no concebían un personaje tan poderoso y bueno, pensaban en humanos al final, puede revisar el Reino de Superman (Reign of the Superman de 1933) para corroborar esto.
El Superman que conocemos y amamos hoy no apareció hasta Action Comics #1, publicado el 18 de abril de 1938. Tal fue su éxito que tuvo su propio cómic en 1939, y desde entonces el mundo no ha mirado atrás, pero todo por la presencia de un perfil fuerte como un padre, eso se ve en algunas versiones alternas del personaje como es el caso de Ultraman, de Tierra 2, criado por criminales, ya algunos saben cómo acabó eso.
