Nelson Mandela dedicó su vida al servicio de la humanidad durante casi 70 años. Fue defensor de los derechos humanos, preso de conciencia, promotor de la paz y el primer presidente elegido democráticamente en una Sudáfrica libre.
En los países miembros de la ONU se reconocen las reglas de tratamiento mínimo de personas en reclusión como “las Reglas de Mandela”, que son estándares mínimos universalmente reconocidos para la gestión de los centros penitenciarios, el tratamiento de las personas privadas de libertad y prácticas penitenciarias.
Su poderoso legado hace que sea uno de los pocos personajes en poseer un día dedicado a su persona, celebrado en todo el mundo. En la resolución de la ONU en donde se establece el 18 de julio como el “Día Internacional de Mandela”, se reconoce su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor humanitaria en la resolución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de la infancia y otros grupos vulnerados, y la defensa de comunidades pobres y discriminadas. Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, El Cabo. En 1961 se alzó en armas contra el régimen racista, como jefe del Umkhonto we Sizwe. Fue detenido un año más tarde, y en 1964 condenado a cadena perpetua. Estuvo casi treinta años en prisión, y desde ahí se convirtió en el icono de lucha contra el racismo y la segregación racial en el mundo entero. Su fama era que en 1990 fue liberado y en 1994 ganó las elecciones presidenciales de Sudáfrica. En su toma de protesta pronunció el más icónico discurso político de los últimos tiempos, del cual se desprende su famosa frase: “nuestro miedo más profundo no es que somos inadecuados, nuestro miedo más profundo es que somos inconmensurablemente poderosos. Lo que nos asusta es nuestra luz, no nuestra oscuridad”.
twitter: @taniamezcor