¿Saben cuál es uno de los pocos temas que han logrado que se pongan de acuerdo los legisladores republicanos y los demócratas en EU? ¡Taylor Swift! Para ser más precisos: la venta de boletos para la gira de la cantante y el caos que fue siquiera conseguir un boleto en el instante que se pusieron a la venta allá. ¿Les suena familiar? Las únicas diferencias con lo que pasó esta semana en México es que allá fue antes; y aquí, después de los antecedentes de Bad Bunny y Harry Styles, se procuró evitar que el sistema explotara al poner los boletos a la venta, con una complejo sistema de fans verificados (un tanto al azar).
Así que ayer, ante el caos mundial con las boleteras detonado de lo que categorizan como prácticas monopólicas, el asunto llegó hasta la presidencia estadunidense: Joe Biden anunció en un gran evento que después de hablar con esta y varias megaempresas más, desaparecerían todos esos cargos extra que siempre saben acomodar bien al vender entradas a los fans mas emocionados por ver a su artista favorito. Desde el primer momento, aseguró, se sabrá el costo final del trámite.
Como cualquier Swiftie nos podría decir, ese no es el conflicto principal en la compra de boletos con estos sistemas; no importa cuántos códigos de verificación especial se inventen, ante la demanda tan extraordinaria que hay para estos eventos. El problema tiene más que ver con no poder conseguir boletos y por eso es interesante lo que se aprobó ayer en la Cámara de Diputados. Entre otras cosas se prohibe que se condicione la entrada a los eventos con boletos pagados (Bad Bunny) y se prohibe la sobreventa, lo cual sorprende porque no es aerolínea, se supone que eso no se tendría ni que que legislar. Pero finalmente son prohibiciones para evitar la piratería, así que si de algo sirven los gobiernos metidos en estos temas, que sea de eso. De entrada.