Hay muchos periodistas televisivos en Estados Unidos que son parte del sindicato SAG-AFTRA, ese mismo que está en huelga desde hace casi un mes; sin embargo, su contrato es distinto al de las negociaciones actuales de los escritores y actores. Eso no quiere decir que no les preocupen aquellos temas que tienen a los actores y a los escritores en esta huelga. De hecho, en un comunicado, la rama de broadcasters de este sector pidió a las grandes compañías de comunicación que vuelvan a la mesa de negociación a buscar acuerdos, aclarando que aunque ellos, por contrato, deben seguir trabajando, tienen los mismos temas y temores que tienen actores y escritores.
Esta señal de solidaridad puede ser leída como un acto de apoyo o una auténtica señal de alerta, que en el mundo entero compartimos, sobre lo que
conocemos como el valor de la propiedad intelectual, uno demasiado depreciado en todos los sentidos, no bien remunerado para la mayoría y en peligro por el uso y potencial abuso de la inteligencia artificial para tantos.
Así que esta huelga va más allá de series de televisión y películas que no llegarán a nuestras pantallas el próximo año. Incluso los influencers, quienes viven de hacer contenidos, no necesariamente periodísticos, pero sí cinematográficos, han reportado encontrarse en una extraña encrucijada: ¿Deben seguir generando contenidos ante la huelga? No es lo mismo reportar el estado de las negociaciones que hacer sketches y eventos alrededor de una industria que está en paro. Muchos de ellos han reportado su dilema, diciendo que quieren ser solidarios (muchos quieren pertenecer a ese sindicato), pero tienen que vivir de sus contenidos. Supongo que es una decisión compleja, porque quienes lo sigan haciendo de esa manera han sido informados que recibirían el mismo trato que aquellos aspirantes a los sindicatos, actores y escritores, quienes aún no son parte de él y nunca lo serán si ahora rompen los parámetros de estos paros laborales.