Regresar a Broadway y elegir las pocas obras que puedes ver es un reto, ahora más que nunca. Pero después de quejarme todos los años 90 respecto a los musicales de rockola (Mama Mía, We Will Rock You y miles más que toman éxitos garantizados) comprendo que hay una nueva era en la que el biopic del cine funciona aun mejor en el escenario. Aun así … ¿El musical de Michael Jackson? ¿Sabiendo que existe el show en Londres que sigue usando todo lo que no se pudo hace 12 años por su muerte, antes de su muerte, mientras preparaba su gira? ¿Y la versión de Cirque du Soleil en Las Vegas? No. No. No. Excepto que las personas que más respeto y quiero y que están trabajando en Broadway, todas me dijeron que debía verla. Ok, pues.
No sé como explicarles la experiencia que fue. Sin la menor duda fue tener por dos horas y 15 minutos de regreso a Michael Jackson en muchos de sus mejores momentos en el escenario. Pero mientras que escuchar y ver esa música, que ya es parte de nuestro ADN, con ese poder me hacía palpitar el corazón, debo decir que la historia es una que debe ser contada. No porque no la conociéramos. Sino porque al ver a Michael desde chico vivir para cumplir expectativas imposibles nos parecía lo menos que debía hacer por la adoración que le otorgábamos. Y lo que eventualmente acabó matándolo fue precisamente eso.
Sin embargo todo está situado entre los ensayos del tour Dangerous (que llegó a un abrupto cierre después del Estadio Azteca en 1993) y los recuerdos de su infancia, brillantemente tejidos por su escritor. Es un repaso de su vida que nos hace que hagamos lo propio con la nuestra. Todo antes de que la narrativa cambiara para siempre respecto al Rey del Pop.
Susana Moscatel
Twitter: @susana.moscatel