Arthur Aidala, el abogado del productor Harvey Weinstein, dijo en NY: “Este es un gran día para América. No puedes tirar a la basura 100 años de precedentes legales sólo porque un hombre no es popular”. Wow. Todo fuera como eso. Pero sí resulta importante entender por qué se rechazó el veredicto y por qué la juez Jenny Rivera (no es chiste, así se llama) aceptó los argumentos de la defensa sobre el hombre cuya larga historia de abuso, intimidación y agresión sexual en Hollywood lo tiene (aún) en prisión.
Sin entrar en términos legales, se pudo demostrar que muchas de las testigos —sobre todo aquellas cuyo caso no era criminal sino civil— contra este hombre no estaban relacionadas directamente con la acusación especifica en NY, por la que obtuvieron su convicción. Se logró convencer a la juez que por eso fue el veredicto y no por probar las acusaciones que estaban jurídicamente sustentadas. Habrá un nuevo juicio ahora.
Esto es grave. Terrible, de hecho, pero he leído a periodistas que han cubierto el caso y en su mayoría no están sorprendidas. Sí se compró la mejor defensa, pero eso no anula el hecho de que hemos escuchado a decenas de mujeres contar sus historias ante el abuso de este hombre. Preocupante, porque ahora en el juicio en California está en juego todo el movimiento #MeToo. Siempre hay un péndulo en estas cosas, pero Harvey Weinstein no es un hombre inocente. Hay que trabajar para que lo ganado no se pierda.