La rifa del tigre está de regreso. Ser conductor del Oscar es una de las labores más intensas que hay en el mundo del espectáculo porque a nadie le parece nada estos días. Caray, como traductora y comentarista de la ceremonia por más de una década, había veces que me quería desaparecer un mes, o para siempre, de las redes sociales después de cada ceremonia. Especialmente las que habían salido bien, porque siempre habrá alguien que insulte, sienta que sabe más y que critique de manera violenta en un evento que, en teoría, es festivo. Ahora imaginen cómo se la pasa el conductor estos días.
No fue por ese motivo que la ceremonia no tuvo un anfitrión central los pasados años. Fue porque la ceremonia era demasiado larga y cada vez había menos rating.
Y bueno, el año pasado fue una triste entrega en la estación de trenes de Los Ángeles que fue tan profundamente anticlimática que bien les hubiera caído un conductor haciendo chistes cuando el ganador a mejor actor, Anthony Hopkins, ni siquiera se presentó por su premio, el cual extrañamente cerró la ceremonia en vez de mejor película. Pero, ratings, pandemia, cintas que no emocionan al público. No es tema fácil.
Este año, covid mediante, sí habrá ceremonia del Oscar a finales de marzo. Habrá conductor y hay películas que la gente sí quería y pudo ver. ¿Será el regreso del interés por la ceremonia a nivel mundial?
No esta tan fácil, pero tienen mucho más con qué trabajar esta vez. Spielberg, de entrada, siempre hace que todo sea mejor.
¡Nos vemos en la alfombra! Claro, si esta regresa también.
@susana.moscatel