Confieso sentir una emoción tremenda porque César Bono será quien reestrene el Centro Cultural San Ángel este próximo viernes con Defendiendo al cavernícola, que como le dije a mi tan querido César, ya le pertenece más a él que al mismo Rob Becker, quien la escribió.
No han sido tiempos sencillos para César Bono, no se sintió bien por mucho tiempo. Afortunadamente el trabajo lo tiene lleno de alegrías y sin la menor duda el regresar con este hombre que “caza canales de televisión”, “arma su territorio con ropa tirada” y es perfectamente incapaz de registrar dos cosas distintas al mismo tiempo es una alegría compartida. Regresa con el teatro recién remodelado y después de una compleja batalla, para mostrarnos que hay ciertas cosas tan entrañables, tan atinadas, que no importa en qué momento de la vida se le presenten a la gente: funcionan porque hablan de lo más entrañable y a la vez latoso de la naturaleza humana. Desde que César tomó ese libreto pasó algo mágico. El resto, no solo es historia, sino aun un gran descubrimiento latente para las nuevas generaciones que no hayan visto a este cavernícola en particular.
Son tiempos muy complejos para el teatro. El mismo Andrew Lloyd Webber está pasándola mal en la Gran Bretaña. Y aquí, pues hay quien prefiere pelear que dejar que su musical regrese al escenario, generando muchas fuentes de trabajo y alegrías para los fans. Pero el cavernícola ha sido noble para el productor Morris Gilbert y todos los que somos parte de esas compañías, y así como Monólogos de la Vagina, siempre tendrá un lugar y espacio en nuestros escenarios y corazones. Siempre.
@susana.moscatel