Cuando tengo un amigo que amo mucho, pero que no soporta mi incesante pasión por el teatro musical solo les pido una cosa. “Ven a ver Book of Mormon” conmigo. Hasta ahora solo había podido tener esa gran experiencia en viajes de trabajo donde lograba ver la cara de paciencia de mis acompañantes cambiar por una de incredulidad a una carcajada constante que en muchas ocasiones culminaba en lágrimas de la risa. Así de extraordinaria es esta puesta en escena. Y así de deliciosamente retorcida.
Soy muy, muy feliz, porque las próximas semanas ya no necesitaré estar fuera para que esto ocurra. La compañía de gira de esta puesta en escena de los creadores de South Park, junto con el compositor de Frozen estarán varios días en México, presentándose con subtítulos (como en la ópera) y creo que es uno de los mejores experimentos teatrales que se han hecho en mucho tiempo en nuestro país, porque yo no sé ustedes, pero estoy bastante harta de escuchar cosas como “México no esta listo para…”. ¡Nada de eso! México es brillante, diverso y sí con diferentes tipos de sentido del humor. Es hora de que podamos darnos permiso de reír de lo que nos dijeron que era prohibido.
Antes de seguir, y con la esperanza de que esta gira en nuestro país, que empezó por el Centro Cultural Teatro 1 en Ciudad de México, sea todo un éxito, quiero que sepan que los primeros en reír cuando se montó la obra originalmente en Broadway fueron varios miembros de la comunidad mormona.
Sé que siempre nos han dicho que la religión es un tema del que nunca hay que hacer bromas, lo cual vuelve esta obra en algo profundamente iconoclasta y, sin duda, buen pretexto para la discusión. Sin embargo, también es una buena oportunidad para reconocer la diferencia entre la fe y lo que hacemos como fallidos seres humanos con los sistemas que nos imponen en ocasiones. Más que eso aunque es una sátira de muchas cosas que no siempre tienen espacio para ser discutidas en nuestra sociedad, y al poder reír cosas que van más allá de lo prosaico, creo que hacemos un ejercicio de autorreflexión, creamos en lo que creamos, respecto a las cosas en las que estamos dispuestos a creer ciegamente y por qué.
Una vez dicho todo eso, porque si han visto South Park saben a qué tipo de humor me refiero, hay que aclarar todas las veces posibles del mundo que no es algo para niños. No obstante, sí es para todos aquellos que están dispuestos a retar su prejuicios tanto respecto a sus gustos en géneros teatrales y creencias personales. Me queda más que claro que se sorprenderán.
A pesar de los años que lleva en escena, conseguir un boleto para Book of Mormon en Broadway es de verdad difícil. El teatro siempre está lleno. Sé que nuestra cultura es un tanto distinta en muchos sentidos, pero les pido que se den la oportunidad. Incluso la oportunidad de no ofenderse fácilmente. Las risas y la discusión informada siempre serán mucho más valiosas y ese es el regalo de esta obra al mundo.
Twitter: @SusanaMoscatel