“Nada mejor que la noche para celebrar el amor, ya casi voy para allá”, el taxista conduce entre lluvia suspirante: resabio de las ondas tropicales que el mar de verano nos escupe hasta este pedazo de islote secado por el tiempo y puentes de concreto. El hombre que conduce le ha dicho esa frase demoledora a su novia. Sube el volumen a Elvis, Suspicious Minds. Nunca me pareció tan sombrío ni eterno el cruce de Bucareli con avenida Chapultepec. Decido bajarme, este hombre necesita privacidad para hablar con su amada, necesito aire, estoy a punto de llorar. Han pintado de blanco la puerta de la casa ocupa de drogatas, ahora tienen un sillón rojo en la acera, en alguna época tenían hasta una televisión encendida en plena calle, ignoro cómo lo lograron. Un perro negro muy flaco está sentado esperando cruzar, avanza pegándose a nosotros, nadie más lo mira, tan confiado, sus patas temblorosas avanzan tímidamente, se ve que no está acostumbrado a la soledad, busca una mirada que le haga existir, ¿cómo puede confiar en nosotros los humanoides? uno lo puso en la calle a sufrir, por alguna razón nos miramos, me sentí triste de no poder llevarlo conmigo al concierto y a casa para siempre, acaricié su hermosa carita perdida, nos despedimos a la altura del Pushkin.
Por fin llego a un foro que extrañaba mucho: el entrañable Indie Rocks. Sold out, no cabe nadie más, acceso limitado. La banda abridora empezó, Paracaidistas, chilenos, nada mal, no los conocía, el tecladista, extravagante ser que dinamita el escenario. La verdad me fue imposible disfrutarlos bien, la marea de carne humana intentando llegar a la barrera no lo permitió ni a mí ni a la cerveza que llevaba en las manos. Escapo al primer piso, huyo de una nueva multitud, decido bajar, escucharlos desde atrás, apartada de toda la masa, en una lateral cerca del stand de mercancías. A punto de empezar el concierto, el amable hombre de seguridad al que le pregunté dónde estaba el área de prensa minutos atrás, nos empieza a hacer señas para acercarnos, somos otros 5 y yo, de pronto ya somos 10, nos guía por unas escaleras hasta esa lateral despejada al lado del escenario, nos abren la barrera de seguridad del acceso, la diosa cerveza y la hospitalidad del foro Indie Rocks y de Ingrid se hace presente. Dime ¿a qué suena el punk con onda sesentera-cincuentas rock and roll? A Los Fresones Rebeldes, banda nacida en los años noventa en Barcelona. La primera canción que escuché fue: Al amanecer, single nacido en 1997, no es que me emocione otro amanecer, es que es el primero en que me vienes a ver, es que yo ya no quiero verlo sola otra vez. No existen palabras para definir el poder del amor de esta banda que nos transmite algo inolvidable en un mundo despiadado: algunas canciones solo se deben escuchar con alguien que amamos, por esta noche canto sola mi canción favorita. Me siento drogada de amor, nos extraño.
(Crónica del concierto del 24 de junio del 2022 en foro Indie Rocks)
Susana Iglesias** Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)
