Política

Todo un caso…

  • La caja de Pandora
  • Todo un caso…
  • Silvia Sánchez

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha realizado una gran campaña para que los ciudadanos que cumplen su mayoría de edad, gestione su credencial de elector, identificación que se ha vuelto indispensable para cualquier trámite.

Son más de 50 millones de mexicanos los que cuentan con esta credencial, la campaña ha sido eficaz y exitosa; sin embargo, ¿cuántos de esos mexicanos han realizado el trámite para obtenerla con el firme propósito de votar? Según las encuestas del mismo INE, menos de 20 millones.

¿Qué pasa con los otros 30 millones? Sencillo, en su mayoría les falta interés y credibilidad en nuestras autoridades.

A través de estos datos, nos damos cuenta de que a pesar de la excelente campaña mediática, acompañada de las exigencias de las diferentes instituciones para portar la credencial de elector, el objetivo de que los mexicanos voten no se ha logrado.

En la entidad, las instalaciones que existen para tramitarla, son deplorables para los ciudadanos que se tiene que formar por horas para recibir malas atenciones del personal que allí labora, en ninguna de sus oficinas cuentan con los servicios básicos, no hay sanitarios, las sillas son escasas y con estas circunstancias la espera se hace eterna.

De nada sirve el esfuerzo de tratar de crearle una imagen adecuada a la institución encargada de darle certeza sobre sus decisiones electorales a los mexicanos, si a la hora de que te acercas a la misma, te das cuenta del mal trato que los ciudadanos de a pie padecen.

La semana pasada, acompañé a un amigo a recoger su credencial, él sufrió un derrame cerebral, el cual por las terapias que ha llevado, es casi imperceptible, la espera fue de más de dos horas, no había en dónde sentarse, la fila llegaba a la esquina, entre los rayos del sol y la lluvia posterior, me sentí como una indigente pidiendo la misericordia de quienes están obligados a ofrecernos un buen trato, porque les pago con mis impuestos.

La desesperación de saber que si nos salíamos de la fila, nos haría regresar al día siguiente, fue la que nos acercó a explicarle la situación al encargado de la oficina.

Finamente, la preciada identificación llegó a manos de quien la necesitaba y junto con ella la promesa de no volver a ese calvario.

Hoy deseo con toda el ama que no se tengan que renovar las credenciales de elector nunca más, pero sobre todo que los funcionarios del INE entiendan que ni el cambio de nombre, ni las mejores campañas mediáticas, se comparan con la realidad que viven quienes quieren o necesitan sacar su credencial de elector, espero que tengan la sensibilidad de poner por lo menos sanitarios si no pueden ser eficientes en los trámites.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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