Política

La basura electoral que viene

La propaganda electoral, que por estos días se verá mucho tratando de convencer a los mexiquenses para que otorguen –o en muchos casos refrenden- su voto para determinado color en las urnas, puede ser dañina en más de un sentido.

Como cada tres años las calles se verán pletóricas de vinilonas, carteles, pendones, trípticos y folletos que después irán directamente a la basura; y una buena parte de esa recolección será con cargo al erario.

Hay que recordar, por ejemplo, que según la UNAM las elecciones presidenciales de 2012 dejaron al país 2 mil 500 toneladas de basura; los especialistas han explicado que “tarda hasta 80 años en degradarse, lo mismo que un pañal desechable”. Quizá la más adecuada comparación.

Otro ejemplo: durante las elecciones de 2016, la zona metropolitana de Pachuca, en Hidalgo, recibió un promedio diario de 250 toneladas de lonas, pancartas de plástico, anuncios de todo tipo de materiales contaminantes. En las de 2018 totalizaron 17 mil toneladas, solo en Ciudad de México.

En México, desde 2015 la ley señala que “toda propaganda impresa deberá ser reciclable, biodegradable, no tóxicas o nociva para la salud o el medio ambiente” y hace obligatorio para todos los partidos presentar un plan de reciclaje. Incluso hace poco el IEEM le hizo el recordatorio respectivo a quienes serán protagonistas de la contienda en junio.

Actualmente, por fortuna, esa producción masiva de desechos parece ir en descenso porque los mensajes ya se están radicando en los medios de comunicación formales, tanto tradicionales impresos y electrónicos como en los digitales, páginas web y redes sociales. Sin embargo, principalmente en estas últimas es donde hay un riesgo latente de la infame acumulación de otro tipo de basura electoral.

Ya es costumbre que, en el anonimato de un perfil cualquiera, se descalifique, denoste e injurie sin medida, y las elecciones son el caldo de cultivo ideal para ello. No solo a los agresivos “post” de cualquier usuario simpatizante u opositor de alguien, sino hasta de los propios candidatos y dirigentes, hombres y mujeres, que con un nivel ínfimo de debate y carentes de propuestas, se dan “hasta con la cubeta” en redes.

Agazapados tras la loable libertad de expresión, los mensajes de división y confrontación, reproches, radicalismos y, por si faltara, una tormenta de promesas vacías, falaces y oportunistas, o de plano abiertas mentiras, son las toneladas de basura que vienen y por desgracia dejan residuos degradantes, tóxicos y que entre la sociedad tardan también bastante en quedar sepultados. La legislación al respecto está muy rezagada.

Sergio Villafuerte

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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