En este espacio hemos hablado de los distintos y graves problemas que enfrenta el campo mexicano pero, de todos, hay uno que me preocupa sobremanera y es la falta de jóvenes en la producción de alimentos.
En el Censo Agropecuario 2022 que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) documenta lo que es una lamentable realidad: el campo ha dejado de ser una opción de vida para millones de jóvenes mexicanos.
El dato es frío: un 72.8% de las y los productores tienen más de 45 años. De ellos, casi el 30% tiene una edad de 65 años y más. Sólo un 27% de las personas que se dedican al sector primario tienen entre 18 y 45 años y el 0.1% es menor de 18 años.
Son datos durísimos que alertan del riesgo que existe en la viabilidad de futuro del campo y es que, cuando se enfrentan sequías o fenómenos naturales que pueden significar la pérdida de toda una cosecha -y otros riesgos como las plagas o el encarecimiento de los insumos- y el mercado no paga a veces ni para salir en costos, la migración del campo a la ciudades nacionales o extranjeras se vuelve la única opción real de buscar sustento.
Los datos también lo muestran: algunos de los estados que tienen una vocación productiva industrializada y de alto valor agregado presentan un mayor envejecimiento en la edad promedio de sus productores.
Pareciera que la disyuntiva es, o buscar un trabajo en la ciudad, o no quedarse produciendo para el autoconsumo y para una venta que dé para tratar de salir del paso.
Lo anterior, sin incluir otras variables como lo son los grupos criminales a los que los productores tienen que pagarles una cuota para poder trabajar o, mejor dicho, para poder vivir, y que son ellos también fuertes reclutadores de jóvenes en el medio rural.
El gobierno tiene que hacer algo porque, sin políticas públicas, esta tendencia seguirá; y se puede hablar de la falta de agua, de semilla, de fertilizantes, de infraestructura, de lo que sea pero, sin jóvenes, el futuro es de corto plazo.
Esa debe ser una prioridad en la política agropecuaria del próximo gobierno: volver a hacer el campo atractivo para las nuevas generaciones, y esto se debe exigir en el campo y en la ciudad porque, si el campo no produce, la ciudad no come.
Se buscan jóvenes. Son fundamentales para el campo y para las ciudades; son fundamentales para México.