Ayer por la noche, encontré entre mis apuntes, algunos de discursos políticos que más me gustaron en algún momento de mi vida. Había fragmentos y frases de muchos autores, pero al volver a leerlas, hubo uno al que bien vale la pena dedicarle esta columna porque es totalmente aplicable para el momento político que vivimos.
Un momento donde hay una marcada representación política mayoritaria que demanda de una gran madurez interna, de respeto a las minorías y de apertura para escuchar las críticas.
En un momento de gran poder para un partido, similar al que vemos hoy, Don Jesús
Reyes Heroles, como su presidente, dijo: “Nuestra contribución a la evolución política de México consiste en combatir el cacicazgo; en el absoluto respeto que tendremos por nuestros adversarios; en el propósito indeclinable de que de todas las elecciones, únicamente reclamaremos aquellas que hayamos ganado.
La contienda interna que libramos en contra de viejas prácticas “electorera”; el mejoramiento de nuestros métodos para seleccionar candidatos; en suma, en la subordinación del partido a los fines prioritarios de la nación…
Necesitamos una oposición capaz, apta para cumplir su responsabilidad ante la nación, firme en sus ideas y en sus hombres, no dispuesta a nutrirse con nuestros desechos ni ávida de porciones gratuitas.
Empeñada en conquistar… en el convencimiento del pueblo, la representación política… Luchando nosotros limpiamente, por seguir siendo partido mayoritario, curando nuestras enfermedades —que las tenemos—, contribuimos a la evolución política del país.
Reiteramos: no queremos luchar con el viento, con el aire; lo que resiste, apoya. Requerimos una sana resistencia que nos apoye en el avance político de México.”
La altura de miras de Jesús Reyes Heroles deja mucho a ver de aquel momento político y mucho más por aprender para el México de hoy. Reyes Heroles reconoce la lucha contra lo peor del poder.
Llama a la oposición a ser firme en sus ideas y en sus perfiles, reconoce las enfermedades propias del partido en el gobierno y valora la resistencia como un elemento clave para que México avance.
Líneas que les dicen a los gobiernos de todos los colores, que sepan reconocer sus enfermedades y que valoren y cuiden a los opositores y críticos, que son reales; sin esto, no hay gobernante ni gobierno que acabe bien.
