México es un país que tiene una alta demanda de carne de cerdo. De hecho, somos uno de los tres países que más importa carne de cerdo en el mundo mientras que los principales exportadores son Estados Unidos, Canadá y Brasil.
Nuestro consumo como país demanda una producción de 2 millones 675 mil toneladas, de las cuales un 42% son importadas. Hay una amplia demanda pero lejos de satisfacerse con más producción nacional, las importaciones siguen creciendo.
De acuerdo con el último dato disponible, en México el volumen de importación de carne de cerdo creció cerca de un 10% en 2022. Estamos hablando de un aumento muy importante de un año a otro y que llega en un momento muy complejo que vive todo el sector pecuario del país.
Los incrementos en los costos de los insumos y muchas otras variables han redundado en un aumento en los precios de los alimentos, pero no en mayores recursos para los productores.
De acuerdo con diversas organizaciones de porcicultores, en dos años el costo de producción de cerdo en pie pasó de 27.34 pesos a 38.43 pesos, pero los precios que se pagan en rastro han llegado a caer hasta los 24 pesos. Es decir, el mercado no está pagando ni los costos de producción y el tema apunta justo al aumento de las importaciones.
En la cadena del productor hasta el consumidor final la diferencia entre lo que se paga llega a ser de más de un 300% si consideramos que el precio promedio ronda entre los 90 y 130 pesos por kilo.
Vean el panorama de los productores nacionales: sin apoyos y con insumos más caros, se les pone a competir con los productores del extranjero que ahora no pagan aranceles y que tienen su campo subsidiado.
Esto podría generar un desplazamiento que no va a ser temporal. Una granja que cierra hoy, no vuelve a abrir después, es un actor menos en el mercado y a todos los productores les acaba impactando.
La política agropecuaria de México en lugar de apoyar a los pecuarios, porque además hay que decirlo: todo el sector pecuario ha estado abandonado en el presupuesto durante todo el sexenio, ha abierto las puertas de nuestro mercado quitando aranceles y medidas sanitarias. Es un entorno complejo que requiere una revisión de fondo por el bien del sector primario.