El pasado 4 de abril cumplí 31 años. Hace tiempo que mido mis pasos en días y no en años porque los cambios más radicales de la vida ocurren apenas en unos cuantos instantes.
Han sido más de 11,300 días construyendo una persona a la que le gusta más el futuro que el pasado, pero a la que le parece alarmante lo rápido que todo se olvida, lo efímero de las personas, de los legados y de las tragedias.
Este año, a la par de planes y buenos deseos para nuevos proyectos, decidí dedicarle un tiempo a leer lo que había pasado en 1992 en nuestro país, el signo siempre es de claroscuros, entre la tragedia y la esperanza.
El 22 de abril de 1992, Guadalajara vivió una tragedia que, de manera oficial, costó la vida de 212 personas, 69 desaparecidas y 1,800 lesionados. Un derrame de gasolina en el drenaje provocó explosiones que destruyeron más de ocho kilómetros de calles con afectaciones en más de 1,500 viviendas, comercios y centros escolares.
Las imágenes de aquel día del barrio céntrico de Analco son las de un terremoto. Como en muchas tragedias que ocurren en este país, hubo una alerta previa que pudo haber cambiado la historia, cuando vecinos reportaron el fuerte olor a gasolina que provenía de las alcantarillas.
Las autoridades acudieron a la zona y tomaron acciones, pero fueron insuficientes. No pudieron determinar de qué se trataba, limpiaron los colectores y mandaron muestras del agua para su análisis a la Ciudad de México por falta de tecnología.
El dictamen arrojó que se trató de gasolina en estado gaseoso, hubo el riesgo de más explosiones y un pánico generalizado en la ciudad. Hace 11,300 días, la negligencia y, a juzgar por algunos cronistas, también la corrupción, costaban la vida de muchas personas.
En esta historia de claroscuros, 1992 fue el año donde se firmaría el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México que abriría las puertas de nuestra economía al mundo. Signo de esperanza por el desarrollo que ha significado y que promete crecer. Un tratado que, a diferencia de hace 31 años, todas las fuerzas políticas defienden.
Son más de 11,300 días y los temas no solo siguen siendo similares, son peores. Ahí está la explosión en Hidalgo, los casos del Metro de la Ciudad de México y el de los 40 migrantes que fallecieron a manos de autoridades que no los dejaron salir a pesar de que se estaban quemando vivos. Este supuesto cambio es más tragedia que transformación, pero de la tragedia, las ganas de construir un México mejor.