El campo mexicano vive un gran momento, pero solo una parte. Es cierto, la balanza comercial agropecuaria es positiva y sigue creciendo, es decir, vendemos al mundo más productos del campo de lo que compramos; sin embargo no se puede desconocer que los problemas sociales en el México rural continúan y que en ocasiones se acrecientan.
Que el sector agropecuario exporte significa la entrada de divisas al país, de empleos y la generación de cadenas de valor entre productores de diferentes tamaños.
Los números son fríos y muestran algunos resultados de los que pueden jactarse las autoridades federales y estatales, pero los números que nos muestran no retratan el rostro completo del sector rural.
Que seis de cada 10 mexicanos dedicados a la producción en el campo vivan en la pobreza es el indicador más claro de que hay un campo ganador formado por las grandes empresas y un campo sumido en la miseria.
Ha pasado más de un año y dos meses desde la suspensión de clases y no hemos visto una política pública seria de educación para las y los niños y jóvenes de las zonas rurales. Va a ser difícil que muchos de ellos regresen a clases, la economía no anda bien y la deserción sin duda crecerá.
Si en los colegios privados de las ciudades está siendo difícil el modelo educativo a distancia, en los ejidos no existe. Debe voltearse a ver al México rural y deberíamos exigir a las autoridades que, lejos de festejar logros que corresponden más al desarrollo corporativo de las grandes empresas, le hagan justicia al campo.
En el campo se deben incrementar los apoyos, subsidios y créditos, es un tema de seguridad nacional. Hoy que tenga frente a usted alimentos, piense que tras ellos hay meses de trabajo, incertidumbre por el cambio climático, por los precios del mercado; en pocas palabras hay preocupación y la fe de familias mexicanas por obtener un ingreso que les permita subsistir.
Salud, educación, ingresos, vivienda, alimentación, todo es radicalmente diferente donde acaba el pavimento. La justicia social no se ha consumado, las causas siguen y la desigualdad es cada vez más lacerante. _