Nos encontramos ante un tema sumamente delicado, me refiero a la Tragedia de Tlahuelilpan, lo que no debería seguir siendo un escenario obscuro en torno al huachicol. A la fecha, las consecuencias que trajo consigo a los familiares de las víctimas esta tragedia, no han sido atendidas acorde a la magnitud de la crisis socioeconómica que desencadenó. Al mismo tiempo, se ha visto afectada toda la población de la zona. En todo caso, la gente no ha percibido un cambio positivo, ni siquiera un poco; aunque el gobernador Omar Fayad Meneses debe esforzarse en crear espacios de confianza para las familias de las víctimas, con el objetivo de su reparación y recuperación; de igual forma, las instituciones correspondientes en programas de apoyo a los familiares deben cumplir con los lineamientos señalados por parte del gobernador, dado que la gente siente el abandono de las mismas y ven lejana la posibilidad de tener una solución a sus problemas de origen y postragedia en el sentido estricto de prevenir y generar un cambio en la mentalidad y actitud de los ciudadanos frente a este tema; así mismo, no existen los medios para sensibilizar a las víctimas.
Recordemos que la iglesia desde la Parroquia de San Francisco de Asís en Tlahuelilpan, Hidalgo, es la única que ha tratado de situar a la gente ante este complejo sufrimiento para conocer la realidad y actuar responsablemente desde el ámbito de la esperanza y la fe como única reconciliación ante su problema. Aprovecho este espacio para recordarles que el Colegio Libre de Hidalgo les invita a la presentación de mi obra “Tragedia de Tlahuelilpan”, que tendrá verificativo el próximo 26 de junio del presente año, en la Parroquia de San Francisco de Asís de Tlahuelilpan a las 18:00.
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