La popularidad de los partidos políticos asciende o desciende circunstancialmente dependiendo de la postura que toman respecto a los acontecimientos derivados de la crisis social, política, situación económica, de salud y otros temas de la vida cotidiana, generando así condiciones para ganar el mercado electoral, o bien, reducir su capital político.
Es así como se da lugar a tendencias competitivas ligadas a la percepción ciudadana sobre el cómo puede elegir a sus representantes en las elecciones populares.
En esta etapa de la emergencia sanitaria de la pandemia, los partidos del estado enfrentan un proceso electoral importante como lo es elegir a los 84 ayuntamientos y renovar su consolidación al acercarse a la ciudadanía; lo visto, es que a la fecha no han entendido que este procedimiento no debe realizarse solo dentro de una pluralidad de opciones a quienes buscan acceder a los cargos de gobierno municipal de la alcaldía e integrantes de la planilla de regidores y síndicos siendo esto el primer paso que reflejaría la capacidad de los candidatos o líderes que encabezan el proyecto para propiciar el camino hacia el triunfo y ganar las elecciones.
Tampoco han previsto un cambio en su estrategia electoral, imagen y discurso como coyuntura para propiciar que los partidos muestren congruencia entre el cambio de la vieja práctica política y la intensión de servir a su clientela en esta grave situación derivada de la crisis de la pandemia y más aún la crisis económica y de salud mental que se avecinan, transformando su forma de hacer política y definir una nueva identidad que vaya con las circunstancias críticas de la República Mexicana.
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