El proceso de entrega-recepción está en el debate social en el estado de Hidalgo por la manera en la que va a cambiar el discurso del nuevo gobernador.
Muchos de los responsables han mostrado su miedo de entregar formalmente por falta de coordinación y control dentro de su departamento.
Todos los funcionarios están perdidos en un círculo de terror y miedo, no solo los jefes sino hasta los técnicos están temiendo perder su trabajo y eso genera un desequilibrio en el servicio público, todo esto aunado a la firma anticipada de su renuncia.
Lo necesario es cambiar esa cultura que pasa al final de cada sexenio cuando todos los funcionarios viven una etapa de estrés porque no saben cuál es su futuro y llega el cambio sin haber generado algún respaldo para mantener a su familia.
Viven en una burbuja de miedo. Esto no solo perjudica al servicio, sino a todos los familiares que vienen con ese funcionario.
Lo que se espera del gabinete de Julio Menchaca es que desde el primero hasta el último funcionario sean profesionistas, gente que escoja por su conocimiento, su trabajo, no aquellos que esperan cobrar la factura del apoyo en la campaña, sino lo que merecen los hidalguenses, un servidor joven, con experiencia, honesto, para poder acabar la corrupción.
Por lo contrario, si Menchaca pretende pagar las facturas a quienes vinieron a la campaña por ser renegados de sus partidos, a funcionarios rechazados por la sociedad, nos llevará a que baje su popularidad y perderemos la esperanza de que pueda llevar a cabo la transformación que pretende implementar en el estado.
Sarkis Mikel Jeitani
