Tizayuca siempre ha sido un municipio complejo por su geografía y cercanía con el Estado de México.
Pese a que la presidenta, Susana Ángeles, se encuentra a nivel nacional entre las mejores posiciones, también está en el primer lugar de los 84 municipios de Hidalgo, ahora vive en una crisis que se salió de sus manos porque proviene de los problemas vecinos con Zumpango, Ojo de Agua y Tecámac, donde se centra el interés del crimen organizado.
En Zumpango, la mayoría de la gente está en contra de la autoridad municipal, ya que la acusan de proteger al crimen organizado, y de ejercer la presión contra empresarios y comerciantes, por lo que muchos negocios han cerrado por no poder pagar el derecho de piso ante la situación económica del municipio.
Tecámac se conoce por la inseguridad que viven los habitantes que son amenazados por el crimen organizado, no se diga más de Ojo de Agua, la cuna del robo de autos y el control total de las bandas criminales.
También Tizayuca tiene una situación compleja de migración, que ya rebasa el número de los habitantes reales nativos, existen colonias de gente que viene de Puebla, Estado y Ciudad de México, que las usan como dormitorios y como refugio del crimen organizado.
No hay duda de que lo que ocurrió la semana pasada, el asesinato de un conductor del servicio público de transporte, perpetrado en la antigua carretera México-Pachuca es consecuencia de lo que rodea a Tizayuca por el control que busca el crimen organizado de la plaza. Por esto, los gremios de transporte realizaron un paro de más de 72 horas en tanto la Secretaría de Movilidad y Transporte habilitó de manera temporal y de emergencia el servicio público de transporte colectivo para sustituir el transporte local. El acuerdo al que deben llegar las autoridades municipal, estatal y federal es que debe auxiliar la fuerza federal, que es la única que puede poner orden en las ciudades que están alrededor de Tizayuca y que no sea usada como el basurero del crimen ni sea el escenario de sus conflictos internos.