Los primeros 100 días de gobierno son pocos para lograr aplicar o concretar objetivos estratégicos dentro de cualquier administración. Quizá sólo les permita definir el plan de desarrollo, bajo los principios estratégicos en función a la política socioeconómica establecida. Con base a ello, podrán plantean los objetivos y metas a cumplir, al igual que la calendarización de la agenda a seguir para ejecutar en tiempo y forma sus proyectos.
A tres meses de haber ganado las elecciones presidenciales bajo la aprobación de la ciudadanía, Claudia Sheinbaum Pardo, en su informe estableció los retos y objetivos de su gobierno, los cuales podrá ejecutar de manera concreta dentro de su Plan Nacional de Desarrollo. Lo visto, es que este gobierno enfrenta diversos retos como la inseguridad, la reforma judicial, problemas de salud y la falta de medicinas, inmigrantes que transitan del sur al norte del país y las amenazas de Donald Trump que aún no ha podido resolver, convirtiéndose en un obstáculo para su gestión.
La mayoría de los mexicanos esperaban otro tipo de discurso, más resultados, nuevos proyectos propios respecto al cómo erradicar la pobreza, dar importancia a la crisis de inseguridad que vivimos y buscar la estrategia real para combatir al crimen organizado, así como acabar con la corrupción, terminar con el nepotismo además de plantear una política exterior firme, de alto nivel diplomático.
Pese a que la gente respalda la política del segundo piso de la 4T que encabeza Claudia Sheinbaum, la presidenta únicamente compartió en su informe los detalles del cómo va a ejecutar su proyecto, en lugar de exponer los logros de su administración. Lo cierto, es que la mayoría de la gente desconoce que, en 100 días ningún gobernante puede alcanzar grandes logros, pero lo que se percibe en el fondo de su discurso, son dos escenarios que marcarán el futuro de su política: respeto de la estructura política de AMLO y el inicio de una nueva era de Claudia en el dominio del poder político y el neopopulismo mexicano.
